En nuestro entorno son varias las mamás que se han hecho alguna de estas preguntas: ¿tengo un hijo superdotado? ¿Está mi niña avanzada a su edad o es una niña con altas capacidades? ¿Es normal, con los meses que tiene, que haga lo que hace?
Nos recuerdo a todas las mamás, viviendo juntas los progresos de nuestros bebés (por entonces con pocos meses) y comparándolos: siempre había uno más adelantado (¡y a las demás nos ayudaba a saber qué esperar y qué vendría luego!), ya fuera a la hora de empezar a hablar o saltarse literalmente el gateo para casi correr.
Pero, ¿qué es lo “normal” y qué no lo es (yo prefiero decir sobre o por debajo de la media)?
Hace no mucho acudí a un congreso mundial de psicología, precisamente para asistir a una conferencia sobre la detección precoz de las altas capacidades (lo que antes solía llamarse “superdotación”). Pues no pudo ser, el ponente se indispuso a última hora y el sustituto no sabía por dónde cogerlo… Total, me quedé con las ganas y mis dudas bailando en la cabeza.
¿Cómo podemos detectarlo entonces en nuestro bebé? Os voy apuntando y comento:
– Suelen ser niños inquietos, a veces hiperactivos, agotadores para los padres (vale, hay niños más parados, pero ¡aquí encajan muchos! La mía la primera…)
– Es algo hereditario (aunque, en determinada generación, se produce un retroceso -sino ¡siempre seríamos más y más listos!-)
– Poseen gran sensibilidad y empatía en temas como el maltrato a personas o animales y la injusticia social. Pueden llegar a ser muy críticos consigo mismos y, si se sobrecargan con sus sensaciones, pueden volverse introvertidos y reservados (¡esa soy yo! Y espero que no se herede…)
– Las adquisiciones motrices pueden desarrollarse más tarde y, por tanto, no corresponder sus habilidades intelectuales con sus destrezas manuales (dibujo, escritura…)
– Utilizan como principal herramienta comunicativa el lenguaje, y es donde marcan diferencias significativas con sus iguales. Con su capacidad de comprensión y razonamiento lógico, pueden convertirse en pequeños manipuladores (ahora yo me pregunto, ¿un bebé que hace frases de hasta diez palabras con 20 meses, marca diferencias? Si me intenta dar explicaciones con esa edad para conseguir un caramelo… ¿me tengo que alertar?)
– Cuando no alcanzan las metas u objetivos que se han propuesto, suelen frustrarse y sentir gran desasosiego, y ello puede conducirles a rehusar o abandonar la tarea antes que a rebajar el objetivo que se han impuesto
– Etc, etc
He leído muchos artículos, pero llego a la misma conclusión que aquel pobre hombre que vino a “sustituir” al que iba a darnos la conferencia sobre altas capacidades:
– ¿Un bebé de un año que relacione por sí solo términos/palabras o ya sepa contar hasta diez se consideraría un niño con altas capacidades? ¿Se detecta en bebés? – fue mi pregunta
– Mmmm, bueno, habría que verlo… Normalmente sí – su respuesta
Y es que, en adultos un simple test te lo dice, pero, ¿y en bebés o niños de dos, tres años?
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