EL BAUL DE LOS TESOROS

Hoy quiero proponeros una actividad para hacer con los más pequeños de la casa durante estos días de otoño-invierno.

Se trata del Baúl de los Tesoros y hacernos con uno de estos no es nada complicado y caro.

Para ello, necesitamos un cesto, a ser posible sin asas, con base plana y lo bastante fuerte como para que los peques se puedan apoyar en él sin que se vuelque. Los canastos de mimbre son fantásticos.

También muchos objetos (a ser posible que esté lleno hasta el borde) de la vida cotidiana o de la naturaleza, NO VALEN LOS JUGUETES COMPRADOS, como peines, cucharas, tuppers, pañuelos, rulos, conchas, piñas, lazos, botellas con arena… lo que se os ocurra.

¿Y cómo se juega?

Primero, tenemos que tener en cuenta que los peques deben poder sentarse, así que con los muy bebés no se puede.

Buscamos un lugar cómodo y amplio para dejar el baúl al alcance de los peques (sobre una alfombra, por ejemplo) y les dejamos interactuar. Nos quedamos cerca y observamos, sin hablar ni intervenir, salvo que el niño/a nos pida nuestra atención. NO hay que participar de manera activa, estimulando sus acciones o llamando su atención hacia algún objeto.

Durante el juego, los peques irán realizando diferentes acciones sobre los objetos como mirarlos, cogerlos, tocarlos, llevárselos a la boca, agitarlos, descartarlos… Si los objetos son los adecuados y el momento para jugar el idóneo, pueden permanecer concentrados por un largo período de tiempo. Así los bebés van descubriendo las características y propiedades de diferentes objetos como peso, tamaño, forma, textura, sonido, sabor y olor.

¡¡¡Para ellos todo un mundo por explorar!!!

Eso sí, no hay que olvidarse de cuidar y mantener los objetos del cesto (lavarlos o limpiarlos de forma regular, y eliminar o sustituir los que estén estropeados). 😉