Llegó la hora de emprender el viaje. Daniel había dejado la maleta preparada junto a la puerta y allí le estaban esperando sus padres, el abuelo y su fiel compañero Tobías.
Tobías era un perrito que llegó a su casa cuando Daniel apenas tenía 4 años y jamás se habían separado.
Cinco fantásticos años en los que habían emprendido un millón de aventuras y viajes. Algunos imaginarios a países exóticos donde descubrían grandes tesoros y otros más reales al campo, la playa o la montaña que terminaban siendo inolvidables.
Pero a este viaje no podía acompañarle, no estaba permitida la entrada de animales, aunque fueran los mejores amigos. Su abuelo, a escondidas, le había prometido que si luchaba con fuerza para recuperarse, llevaría un día a Tobías para que se vieran desde la ventana.
Con esa promesa y las ganas de vivir Daniel apagó las luces de su habitación y se puso en marcha.
Espero que Daniel se recupere pronto y se encuentre pronto con Tobìas, un besazo.
gracias… hoy me ha salido tristón… será por el día que llevo… 😉
Ohh imagino el viaje, que lastima. Pero seguro que vio a Tobias y se recuperó 😉
Feliz domingo
segurísimo 😉 feliz semana
Sí, la verdad es que te ha quedado melancólica la historia pero muy bonita. Feliz lunes a pesar del cambio de hora!
gracias… feliz fin de semana
Da que pensar el relato de hoy, y me gusta que así sea. Dentro de la sencillez se esconde un gran mensaje.
muchas gracias… todo un halago viniendo de ti 😉
que bonita 😀
te sigo
gracias y bienvenida