Llevar un registro médico es algo que metería ya mismo en la categoría “cosas que no hice con el primero y haré con los que vengan”.
Acababa de ser madre, madre primeriza. Mi pequeña apenas tenía 10 días cuando acudimos al pediatra y éste, sin inmutarse, le dio al botón del pánico y siguió tranquilamente con lo que estaba: “igual hay que operar”. Os podéis imaginar el asobro y la preocupación que sembró en las dos familias. Por suerte, mi instinto estaba ahí para tranquilizarme, algo me decía que no, que tenía que ser otra cosa. La pequeña tenía vómitos muy violentos y por la noche algo le molestaba. Tras varias pruebas, no me equivocaba: tenía reflujo. Me acuerdo que le dieron tratamiento y al tiempo se la repetieron y dio negativo, le había remitido. Desde entonces tuvo algún que otro episodio de tos muy fea, pero nunca volvió a caer mala.
Poco antes de cumplir tres años, empezó la guarde y, con ella, las noches sin dormir. De día estaba perfecta, pero era llegar la noche y no parar de toser, despertarse, tener pitidos, otitis… No había una noche que durmiéramos dos horas seguidas. En seis meses ya eran nueve las bronquitis que pasó.
Pruebas de alergia, vegetaciones, ecografías, radiologías, test de sudor, consultas en el neumólogo, en el otorrino… Todo normal. Nadie sabe lo que tiene.
El caso es que, en tanta consulta, me preguntaron cómo fueron sus primeros días, cuándo se le había quitado el reflujo, qué medicación le había sentado mejor o peor, episodios víricos el primer año… ¡¡No me acordaba de la mitad de las cosas!! Pero ni el padre, ni los abuelos… Y es que daba por hecho que el propio médico era el que tendría que tener la información en el ordenador o su propio historial, pero no.
Con lo que, para las que tenéis pequeñines, mi consejo: tened un cuadernillo donde apuntéis fechas, enfermedades, medicación, dosis, pesos… ¡Os ayudará mucho en el futuro!
No me puedo creer que eso no quede anotado en el historial médico. Pues entonces ¿para qué tienen esos maravillosos ordenadores y archivos digitales? Aunque ya que cuentas tu experiencia, yo aún no he tenido que darle nada a mi bichilla, pero desde luego me voy a hacer mi propio registro por si con el paso del tiempo también descubro que mi pediatra no ha transcrito todo el historial.
Es que sería lo lógico, no?? Yo po eso me relaje. Si ya para los nombres de los medicamentos soy malísima, después de tres años..!!!0
Yo siempre he llevado un registro médico bastante estricto, ya que mis dos hijas sufren de alergias alimentarias y ambientales y cada dos por tres tenemos visita en el médico!!! Así que siempre voy con mi agenda a todas partes!!!
Como se las descubrieron? Le dieron positivos a la primera en pruebas de alergia??
Pues yo tampoco llevo un registro exhaustivo, tiro de memoria y del ordenador del pediatra jejeje, de momento no he tenido ningún problema pero lo tendré en cuenta!
Eso es un pediatra con un buen ordenador!!! Jajajaja
Tienes razón, es muy importante!!
Cierto. Es muy útil. Yo no lo he llevado, y no debería confiar en mi memoria. También es verdad que las Genovevas han sido de ponerse malas poco.
Eso si que es una suerte!!! Si no hace falta, ¡¡muchísimo mejor!!
Pues me lo apunto, que no estoy guardando ésos datos ¡Qué desastre!
Es mejor no llegar a necesitarlos, pero yo aprendí con la torta, y la verdad que no nos cuesta nada 😉 Besotee!!