Ayer aprovechamos que era el “cumpleaños de los museos” (palabras textuales de mi mayor) para acudir al MUBAG y hacer una actividad un poquito fuera de lo habitual.
Normalmente, los fines de semana, aprovechamos para salir al campo o ir a la playa, siempre y cuando nos lo permitan los compromisos sociales propios de la edad de mis peques (véase ir de cumpleaños 😉 ). Pero este fin de semana pasado fue más cultural y se lo pasaron igual de bien.
El sábado acudimos al primer #hoyleemos de Alicante. Una mañana entorno a la lectura donde lo pasamos en grande (el miércoles os lo contaré todo con pelos y señales) y el domingo… pues el domingo la actividad la propuso mi chico y no era otra que ir al MUBAG a ver las pinturas y a participar en un taller que habían programado para celebrar el día internacional de los museos.
Pero, no penséis que esta idea le surgió así, espontáneamente, no. El viernes había ido de excursión con la clase y quedó tan fascinado que quería enseñarnos el cuadro “mágico” que les habían enseñado (una obra de Emilio Varela por si os preguntáis cuál es 😛 ).
Nosotros, los padres, encantados con la idea de pasar la mañana del domingo en el MUBAG. Desde que nacieron los niños hemos tenido pocas ocasiones de disfrutar de un museo y ya lo íbamos echando en falta. Así que, nos preparamos y allí que fuimos con la esperanza de poder ver las exposiciones que allí había. Pero…
¡¡¡nuestro gozo en un pozo!!! A los 15 minutos de estar viendo la primera exposición (El siglo XIX en el MUBAG) ya estaban cansados y se querían ir. El mayor, porque no estaba viendo los cuadros que ya conocía, y la pequeña porque pensaba que podía tocarlos y no era así. Así que me tocó improvisar un poco si quería ver yo algo (dejé al padre que fuera por libre y se deleitara y ya tendría yo ocasión otro día). ¿Qué se me ocurrió? Inventarme historias sobre los cuadros que veíamos. Ellos elegían uno y yo les decía qué pasaba en él. Algunos la historia se acercaba bastante a la realidad, sobre todo los que tenían escenas de los Reyes Católicos que con esto de seguir la seria Isabel lo tenía bastante fresco, y otros ¡¡imaginación al poder!! De esta manera estuvimos un ratito más pero también se cansaron y lo único que querían era bajar al taller que había a la entrada.
Tocaba ir al taller sí o sí. Lo último que quería era que aborrecieran el ir a un museo. El MUBAG había pensado en una actividad de reciclaje: un marco de fotos de cartón.
Fue el momento de experimentar y dejar volar la imaginación y creatividad. El mayor no quería nada de ayuda y la pequeña me iba diciendo qué figuras quería que le recortara en goma eva para luego pegarlas. Me lo pasé en grande escuchándoles por qué ponían cada cosa, porque nada era al azar. Vosotros mismos podéis juzgar sus obras de arte. Para mí las mejores del mundo 😛
Pero aquí no acababa la visita, todavía nos quedaba una cosa por hacer ¿adivináis cuál? Exacto, ir a ver el cuadro “mágico”. Mi mayor nos guió a la sala dónde estaba y muy orgulloso nos lo enseñó y nos explicó de quién era. Se me caía la baba escuchándole decir que lo había pintado un señor llamado Emilio Varela (con qué poco nos conformamos las madres 😛 )
Y hasta aquí nuestra primera visita a un museo. Enriquecedora y con una bolsa con regalos por acudir a tan importante “cumpleaños” 😉
Me encanta visitar museos. Nosotros lo que hacemos normalmente es visitar exposiciones temporales que son cortas y así los niños ni tienen tiempo de aburrirse.
Un besote
Es un plan que me encanta pero es verdad que siempre tiene que llevar una alternativa por si a los más pequeños se les hace un poco cuesta arriba.
Qué interesante esto de visitar los museos con los peques!!!