Capítulo 11
Salió corriendo del desván. Tan rápido que no vio las canicas que estaban en el suelo y las pisó. Tuvo que hacer equilibrios y quiebros de cadera para no caer rodando por las escaleras.
– Ufffff, por poco – pensó Gustavo.
Leo frenó la marcha y bajó más tranquilo las escaleras. Iba en dirección a la cocina porque allí guardaban la escoba. ¿Para qué querrían las orugas azules una? Su menté comenzó a imaginar mil y un usos a cada cual más disparatados.
– Seguro que es para montarnos en ella y surcar el cielo cual estrella fugaz o, es para transformarla en una espada laser como la de las películas o… – Leo dejó volar su imaginación.
Llegó a la cocina y… ¡¡¡no veía la escoba!!! ¡¡¡Cómo podía ser eso!!! Siempre estaba ahí. Respiró hondo y pensó que no estaba mirando bien. Efectivamente, la escoba seguía en su lugar junto al delantal naranja.
¡¡¡Feliz lunes!!! sí, hoy lunes vengo con la continuación de la historia de Leo y Gustavo. Han sido unas semanas muy liadas con el cumpleaños de la pequeña, los festivales de las actividades extraescolares, el buen tiempo que nos anima a parquear y mucho cansancio que apenas he podido dedicarle tiempo al blog (además de que el ordenador está en las últimas y vamos a tener que renovarlo ya 😛 )
Pero esta semana me voy a poner al día (poco a poco) y, como todavía estoy a tiempo de participar en esta edición de #150palabras pues varío un poco el orden de las entradas y en vez del domingo hoy será el día de mi cuento 😉
¿No conocéis el carnaval bloguero #150palabras? Es una idea de Marta de Diario de Algo Especial. Ella, cada semana, nos da 3 palabras clave con las que tenemos que escribir un cuento, a ser posible infantil, de 150 palabras. Tenéis que animaros a participar, al principio cuesta un poco pero luego una se engancha y es como si le faltara algo el fin de semana que no participa. Y si lo vuestro no es escribir podéis leer las historias que han surgido de estas tres palabras pinchando aquí.
Sólo me queda desearos una feliz semana y nos vemos en el próximo capítulo. 😉
Muy bonita esta historia!!! 🙂
Besos.
Muchas gracias
Menos mal que encontró la escoba
sí, menos mal 😛