Después de un diciembre intenso, donde se juntaron las vacaciones escolares y la preparación de las navidades con los exámenes de la oposición, varias visitas a especialistas de la peque, una operación del abuelo y el padre en cama, hoy he podido sentarme con mi café mañanero a ver las noticias, y ¡¡no lo he desaprovechado!! Corrí a desempolvar el ordenador, dar carpetazo por un día a libros y apuntes, y a tomarme ese tiempecito para mí, para el blog y para disfrutar de la mañana en el más absoluto silencio.
Es increíble hasta qué punto nuestro cuerpo llega a echar de menos sus rutinas, tanto el de grandes como el de los más pequeños. Hoy empezaban las clases en Asturias y mi niña, tanto las esperaba, que a las 5 am tuve que andar convenciéndola casi entre ruegos de que aun no era la hora de marchar y que ¡no iba a llegar tarde por dormir un poco más!
Pero la resaca post-navideña no se ha quedado solo en eso, aquí ha llegado ¡¡hasta a la casa!! Nuestro mini-salón se ha transformado este mes en un salón de juegos a lo grande, lleno de juguetes abiertos y por abrir, muñecas, cocinillas… ¡¡Pedía a gritos ponerle orden y buscarles sitio!!
Ya os adelantaba en el post dedicado a nuestra chimenea navideña que tenía pensado reutilizarla y convertirla en baúl para los nuevos juguetes, hoy os comparto el resultado de la nueva manualidad.
¡Por cierto! Después de compartir tantas manualidades y ratos haciéndolas con la peque, ¿sabéis lo que dice ahora cada vez que encuentra un papel bonito, un lazo, una flor…?
– Mamá, guárdamelo, que quiero ¡¡reciclarlo!! 🙂
Para hacer el baúl pensé en forrar el interior de la caja con tela, e incluso ponerle algún tipo de relleno, tipo cojín, pero al final opté por la solución más rápida y práctica ala hora de limpiarlo y decidí ponerle un forro adhesivo en color rosa, el mismo que usamos para los libros:
Y, con solo eso, mirad el resultado:
Los usos de esta manualidad son ilimitados. No solo chimenea navideña y baúl de juguetes. Con un poco de imaginación y un tapete, mi niña hace una mesa para el té de sus muñecas; poniéndola contra la pared la convierte en la casita de sus pinypon…
¡Ay el orden! es nuestra gran asignatura pendiente, porque mi bichilla es muy de esparcir pero nada de recoger. eso sí, cuantas más cajas usamos mejor aspecto tiene todo.
La mía era igual, pero al final descubrí que ¡disfrutan con todo, hasta con recoger! Ponérselo un poco fácil, reconocérselo y… ¡menos trabajo para mami! 😉
Qué apañados sois!! Ha quedado fenomenal y me encanta la idea por lo que dices, tiene taaaaaantos usos!! Es genial 🙂
Ahora la tengo tooodo el día montada en… ¡¡su coche!! ¡¡Lo ha convertido en un coche al final!! jajajaja
Ahhh este es el que esperaba yo, en el que decías como habías reutilizado la chimenea para guardar juguetes. Oye pues es genial! Anotado 😉
¡¡Gracias!! jijiji 😉