Érase una vez una niña que desde que nació tuvo problemas estomacales. Lloraba y lloraba después de cada toma y la mayoría del tiempo tenía deposiciones blandas. Sus padres achacaron estos dolores a los cólicos del lactante al principio y después a la salida de los dientes sin darse cuenta que era otra cosa. ¿Qué le sucedía a la niña? La pequeña era alérgica a la proteína de la leche (APLV) y ternera.
Este es a modo de resumen lo que nos pasó a nosotros. Jamás sospechamos que una alergia alimentaria era la culpable de que nuestra pequeña no creciera tanto ni cogiera peso a un ritmo mejor. Siempre había alguna típica excusa o teoría que explicara por qué desayunaba bien, comía medianamente mejor pero era incapaz de merendar y cenar.
Y, como los síntomas eran leves (digo leves porque luego he visto otras reacciones alérgicas que sí que asustan y son peligrosas) y comunes (dolores de barriga, gases, diarrea y ocasionalmente vómitos) por nuestra cabeza pasó de todo menos una alergia.
Llegó a un punto en que odiaba la hora de comer y se negaba a hacerlo ¡¡era exasperante!! hasta que una amiga nos abrió los ojos y nos dio una nueva posibilidad para el comportamiento de nuestra hija hacia la comida. ¿Y si era intolerante a la lactosa?
Sí, sí, empezamos pensando que era una intolerancia y le retiramos todos los alimentos que llevaran leche. ¡¡¡Madre mía la de cosas que la llevaba!!! Nos volvíamos locos mirando cada etiqueta, pero mereció la pena porque la niña mejoró. Dejó de tener dolores y por fin vimos una caca dura (puede sonaros asqueroso pero después de tanto tiempo de diarreas lloré al ver que podríamos haber dado con la solución).
Y volvimos a darle leche pero sin lactosa a la semana de retirársela ¡¡¡error, error, error!!! la reacción fue tan fuerte que casi tuvieron que ingresarla porque se deshidrataba. Se confirmó que nuestra pequeña era APLV y con una analítica se la clasificó en los APLV IgE no mediados.
¿Qué significa eso? Esa es la pregunta que me hice yo.
Más o menos viene a ser que su alergia está provocada por unas células T específicas diferentes a las IgE, por lo que la analítica sale negativa. La única forma de diagnóstico es mediante provocación que es lo que habíamos hecho antes. (En Mi Menú sin Leche lo explica mucho mejor 😉 por si lo queréis más detallado).
De esta forma dimos comienzo a una nueva etapa en nuestra vida familiar a la que nos tuvimos que acostumbrar todos, no solo la niña, y tuve que lidiar con mi sentimiento de culpabilidad, por haber tardado tanto en descubrirlo ya que comenzamos con la dieta exenta de leche cuando la pequeña tenía ya casi un año y medio 🙁 , y con mis miedos por la nueva situación (en Mi niña es APLV os los conté)
La semana que viene seguiré con la historia de nuestra pequeña APLV.
Hola!!
Lo importante es que ya tenéis la forma de solucionar el problema porque aunque es sacrificado el cambio de dieta, cuando ya esté instaurada será más sencillo y estará mucho mejor. Un saludo y ánimo
Sí, costó un poco pero todos nos hicimos enseguida a la idea de los cambios y la pequeña también. Después de 3 años ya somos unos expertos 😛
¡¡Nooooo!! ¡¡Culpabilidad noooo!! ¿Por qué las madres llevamos ese gen?
Pobrecita tu peque, tiene que ser muy fastidioso para ella y para todos…
Sí, ¿verdad? ese maldito gen nos hace polvo.