Tener un peque en casa con una alergia alimentaria puede llegar a ser un tormento ya que la sociedad en la que vivimos se toma bastante a la ligera este problema.
Es cierto que ahora, mires hacia donde mires, todos los productos vienen etiquetados con o sin gluten y en los restaurantes los platos son identificados en si llevan o no gluten y, hasta cuando llega la Cabalgata de Reyes escuchas que tirarán caramelos sin él, pero… ¿y las demás alergias? ¿esos niños no tienen derechos también? porque os puedo asegurar que hasta los caramelos pueden llevar leche, huevo y frutos secos (solo por mencionar algunos alérgenos porque hay más)
Como madre de una niña APLV tuve que hacer ver a la gente que ella también está dentro de la sociedad y que tiene los mismos derechos. Hoy os voy a contar algunos ejemplos de lo hemos vivido.
1- En el tema fiestas (de cumpleaños, bodas, bautizos,…) el desconocimiento por parte de los encargados de los lugares era increíble. Y lo peor de todo es que “vendían” que hacían menús adaptados para alérgicos. En un parque de bolas no sabían ni si quiera que el pan podía contener leche. Después de una boda estuvimos 3 días sin dormir porque “algo” se les debió de colar, menos mal que solo que la dolor de barriga (típica frase del que no lo ha sufrido) y en un bautizo, donde pusieron a los niños supersandwinch de jamón york y queso, cuando le dijimos al camarero que a nuestra hija no le trajera porque era APLV, nos contestó que no había problema, que se lo hacían sin queso… ¿si hubiese sido así de sencillo no se lo habríamos dicho nosotros? Me sentí tratada como una idiota.
2- A la hora de ir de salir a comer fuera en familia me encontré de todo. Desde lugares muy preparados que en cuanto les pedías la carta de alérgenos te la daban inmediatamente y en ella lo ponía todo muy clarito (y os hablo de muuuuuuuuchos alérgenos) hasta sitios en los que me prohibían entrar con la comida de la pequeña a pesar de no poder comer de la del lugar porque no desconocían si podían contener o no proteína de leche. Hubo en uno, que en toda la carta sólo podía comer el arroz de acompañamiento y se negaban a ponerme sólo eso en un plato y nos tuvimos que ir.
Para mi sorpresa, los restaurantes con mejor carta de alérgenos siempre eran los de comida rápida (de ellos sólo podía comer mi pequeña en uno) y los de comida casera los peor preparados y sin remota idea de lo que eran las alergias alimentarias. Hasta dos veces devolví un plato a cocina porque quedaban restos de queso.
Ahora algo han cambiado las cosas y por ley deben de tener en la carta los alérgenos marcados, no tendríamos que tener que solicitarlo, esta es la teoría porque nosotros hasta ahora solo en dos restaurantes lo hemos visto, pero supongo (y espero) que dentro de nada sean los menos y todos se adapten.
3- En este punto entono el mea culpa porque yo también lo hacía antes sin pensar en lo que podía pasar. ¿Cuántas veces habéis estado en el parque o en la puerta del colegio y le habéis ofrecido algo a otro niño que se os quedaba mirando con carita de yo también quiero? Si os paráis a pensarlo habrán sido bastantes y nunca ha pasado nada, seguro, pero… ¿y si ese niño tiene una alergia? yo siempre tuve que estar pendiente de que no cogiera nada de otras personas y muchas veces tuve que aclarar que es que era alérgica y ese producto en concreto le podía hacer reacción. Desde entonces me guardo mucho de ofrecer nada a un niño sin el previo consentimiento de los padres o responsables.
Y os podría seguir poniendo ejemplos, y los míos son una nimiedad en comparación a otros grados de alergia. Mi pequeña APLV puede estar en contacto con la leche, si la toca no pasa nada, pero hay a niños que sí y los geles, cremas, cosméticos y demás productos cotidianos también llevan este alérgeno y hay que tener cuidado porque pueden tener una fuerte reacción incluso por un beso. Así que, si en algún momento notáis una reacción “exagerada” de unos padres por algo que os parece simple pararos a pensar que puede ser que corra riesgo la vida de su hij@.
Y hasta aquí la tercera parte de esta historia, podéis leer la primera parte y la segunda parte pinchando encima de los títulos y no os perdáis la próxima semana porque habrá sorpresas 😉
La verdad, qué difícil. Yo creo que es algo que no entiendes hasta que no te toca vivirlo de cerca… Ánimo para ti y para tu peque!
Feliz día
Muchas gracias 😉