Odio, re-odio y requete-odio ir a la playa, es así desde que lo recuerdo y todo porque no soporto la arena, el sol y el agua salada. Donde todos ven diversión y relajación a partes iguales yo veo sufrimiento y padecimiento. Sí, lo sé, seré una exagerada pero es así como me siento cada vez que voy a la playa. Bueno, corrijo, me sentía porque desde que soy madre me he tenido que acostumbrar a ella sí o sí e intentar no sufrir un ataque de ansiedad cada vez que vamos.
¿Por qué este cambio?
Porque no puedo privarles a mis hijos de una de sus grandes pasiones del verano (y del invierno pero consigo escaquearme más 😉 ). A ellos les encanta eso de saltar olas y rebozarse en arena (y comer arena con el bocadillo, y que se les meta arena por todas partes y que el agua salada les irrite los ojos,…) y yo disfruto viéndoles lo bien que se lo pasan y la cara de felicidad con la que dicen a todo el mundo que su madre les lleva a la playa (en el fondo soy muy blandita y me convencen enseguida 😉 )
Así que no me quedó más remedio que buscarme las mañas para no terminar de los nervios los días de playa.
¿Queréis saber qué hago para sobrevivir en la playa?
Si es así seguir leyendo y si es que no pues mañana traigo otro post 😛
1- Ir a la playa por la tarde.
Sí, sí, nada de ir por la mañana (quien dice por la mañana dice al mediodía porque entre que uno se levanta, se despeja, organiza y mueve al personal llega a las mil) mejor ir por la tarde, cuando la gente hay menos gente y una se puede poner en primera línea de playa, cuando la temperatura ya es más soportable y, cuando al final de la jornada playera una llegará a casa y al poco tiempo los tendrá dormidos 😉
2- Minimizar equipaje para tener las manos libres.
Yo eso de ir cargada con muchos bultos como que me agobia. Que si el capazo con las toallas y la ropa, que si una neverita con merienda y bebida, que si los juguetes para la arena, que si la silla (hamaca, tumbona,…), la sombrilla,… uffffffffff me agobio solo de pensarlo. Lo mejor es minimizar y llevar lo justo y a ser posible todo en una bolsa, bueno, menos la tumbona 😉
Yo encontré la bolsa perfecta en Alehop hace unos tres años. Enorme pero cómoda de llevar. En ella entra de todo. Las toallas (hasta cinco he metido), la mini-nevera, una funda para el móvil, cartera y demás, la ropa para cambiarnos y los juguetes. ¡¡Estoy encantada con ella!! y me quita mucho estrés a la hora de ir a la playa.
3- Una silla para no tener que sentarme en la arena.
Ya os he dicho al principio que la odio así que tener que pasarme la tarde sentada en la arena sobre una toalla y que todo el mundo al pasar te fuera echando una poquita me ponía histérica pero, gracias a una amiga que me dio la idea, ahora llevo una silla y me siento en ella feliz como una reina en su trono a vigilar los juegos y baños de mis hijos 😉
4- Juguetes los justos y necesarios pero pensando en todos los que vamos.
Lo ideal palas y cubos pero siempre pensando en el número de niños y niñas que vayan a ir para evitar las peleas (otra cosa que me estresa mucho 😛 )
5- El botiquín que no falte.
Al básico que siempre llevo conmigo ahora he añadido también unas pinzas siguiendo los consejos de Lucía, mi pediatra en el post sobre qué hacer y qué no hacer cuando te pica una medusa.
6- Llevar una botella de agua en el coche para limpiar los pies antes de entrar a él.
Sí, lo se, hay duchas para ello en la playa pero… ¿dónde están? en la arena ¿verdad? y… ¿cuántas veces consigues llegar a la zona sin arena sin marcharte otra vez? Si lo consigues a menudo pásame el truco porque yo el 100% de las veces que me limpio (o limpio los pies de mis hijos) al segundo y medio vuelvo a tener arena y encima mojada. Noooo, yo ya me niego y directamente me espero a llegar al coche y allí quitarnos bien la arena.
7- Llegar a casa y todos directamente al cuarto de baño
¿Por qué? porque así toda la arena que nos hayamos llevado a casa se concentra en un solo lugar de la casa y es más fácil recogerla. En el baño nos quitamos todo, nos duchamos y salimos limpitos y luego sólo queda barrer (o pasar la aspiradora) para que no quede ni un granito de arena. Otro estrés menos 😉
Y, así es como he conseguido que las jornadas de playa terminen siendo casi hasta agradables para mí. Aunque claro, no sólo son mis trucos, la compañía hace mucho e ir con las mamis de la clase del mayor o con las de la clase de la pequeña ayuda mucho y nos lo pasamos muy bien 😉
¿Vamos esta semana otra vez a la playa? 😛 😉