Media España amanece hoy ya con las vacaciones escolares de Pascua o Semana Santa (como cada uno quiera llamarlas) y a nosotros todavía nos quedan por delante 4 días lectivos para poder disfrutarlas. Sí, vale, después los disfrutaremos igual que todos pero… ¡¡¡me muero de ganas de que lleguen ya!!!
¿Por qué tengo tantas ganas de que lleguen las vacaciones?
Sencillamente porque estamos tan agotados de los madrugones, los rígidos horarios, las extraescolares y todo lo que conlleva el día a día con niños. Estamos cansados los niños y yo y este agotamiento se nota en nuestra rutina diaria.
Ellos demuestran su cansancio estando muy alterados. Levantarlos por la mañana es una odisea. Quieren quedarse un poquito más, y otro poquito más y… como me descuide algún día llegaremos tarde al colegio.
Al mediodía, llegan a casa día sí y día también con algún conflicto producido durante el trayecto de vuelta. La mínima tontería provoca que mi pequeña llegue a casa llorando como una magdalena o que mi mayor crea que todos (el mundo entero) están contra él. Eso sin mencionar las protestas por la comida ¡¡¡nunca es la que ellos quieren!!!
La tarde se hace eterna. Entre que los deberes son pocos o inexistentes y no todos los días tienen extraescolares… se aburren como ostras porque se cansan de jugar siempre a lo mismo. Y no es porque no tengan más opciones de juegos, es que no tienen ganas de ponerse a pensar en ellos. Además, ir al parque tampoco quieren porque están cansados y prefieren quedarse en casa.
Los conflictos entre ellos dos cada vez son más. Entre que el mayor ha encontrado en chinchar a su hermana su nuevo hobby y la pequeña que todo le sienta mal y que su hermano le gaste bromas es toda una tragedia nacional… las tardes son un continuo apagar microincendios que podrían acabar con la paz de nuestra casa.
Menos mal que consigo que se vayan pronto a la cama pero… hasta esa rutina se ha convertido en una batalla diaria. Están muertos de sueño pero no se quieren ir porque el día alarga más y piensan que les estoy engañando. Primera pelea. El cuento que leemos no es del agrado del mayor o de la pequeña, nunca quieren el mismo. Segunda pelea. Que si a uno le doy un beso y la otra quiere dos. Ahhh, pues ahora me tienes que dar otro a mí. Con él has estado dos veces vuelva a mi lado. No, ven a mi lado. Tercera pelea…
Y claro, ellos revolucionados y yo… ¡¡¡con muy poca paciencia!!! Necesito desconectar del día a día como agua de mayo. Noto que pierdo la paciencia con más facilidad y que aguanto menos sus peleas, por lo que no ayudo mucho a que los conflictos se acaben pronto. Encima no consigo conciliar el sueño pronto por lo durante el día estoy cansada. Soy una mujer muy necesitada de descanso.
Pero bueno, aunque hoy no lleguen las vacaciones… ¡¡Comienza la cuenta atrás!! ¡¡6 días!!