El comienzo del verano pasado fue movidito para nosotros. Desde el club de Atletismo de mi hijo nos habían puesto sobre aviso de que algo no marchaba bien en el caminar de él y que debíamos ir al pediatra. Por supuesto, hicimos caso y ¡¡menos mal!! Porque, efectivamente, mi mayor tenía un problema. Le diagnosticó andar varo como ya os conté. Nos iba a derivar al traumatólogo pero se lo pensó un poco y decidió mandarnos directamente a la consulta de rehabilitación. Y allí que nos fuimos el día y la hora fijada.
La doctora (un poco borde al principio, lo reconozco) nos dijo que no había nada que hacer con su andar varo. Que eso sólo se podía solucionar de más pequeño y que con 8 años… ¡¡poco se podía hacer ya!! Salvo medidas más invasivas 🙁 Todo esto nos lo soltó así, de golpe y sin anestesia. Sin haberle examinado.
Pero la primera apariencia de borde desapareció y dejó ver la buena doctora que hay en ella. Examinó a mi mayor y nos contó que el problema no era en sí el andar varo. Se trataba más bien de una falta exagerada de flexibilidad. Habían crecido muy rápido los huesos de las piernas y, no había dado tiempo a los músculos a estirarse y estaban demasiado rígidos. De ahí que caminara de puntillas, con los pies hacia dentro y que no fuera capaz de tocar con las manos los pies (sin doblar las rodillas al hacerlo, claro)
¿Solución?
Ir a rehabilitación para empezar a ganar flexibilidad. Y continuar con los ejercicios en casa. Además, revisión a los 6 meses para ver los progresos. Tocaba esperar a que no nos llamaran muy tarde para comenzar.
El paso de mi mayor por rehabilitación
Primera toma de contacto en rehabilitación
Mi hijo iba bastante preocupado de lo que le iban a hacer. Se había montado no se qué película e iba bastante nervioso. Menos mal que la rehabilitadora era un encanto y se ganó enseguida a mi mayor.
Unos pocos ejercicios y fáciles de hacer (intentaré hacer un video con los ejercicios porque describirlos con palabras no es mi fuerte). Eso sí, dolorosos para él. Apenas podía flexionar sin sentir la punzada de dolor. Pero le puso mucho interés que es lo importante.
Dos semanas y media en rehabilitación.
Le pautaron acudir a rehabilitación, todos los días, durante dos semanas y media. ¡¡¡En pleno mes de julio!!!. ¡¡¡A la una de la tarde!!! Fue matador por el calorazo que hacía. Además nos rompía la rutina de las vacaciones de ir a la piscina por la mañana, después de recoger y hacer los deberes. Pero no le importó. Al principio 🙁 Congenió muy bien con la rehabilitadora y disfrutaba mucho de su gimnasia diaria. Pero…
Nos cambiaron de profesional y todo cambió. No tuvo el mismo filing con él. Además que tenía otra forma de trabajar, con otros ejercicios que no le apañaban. Ella había sabido ganarse a mi hijo pero él… demasiado ocupado y a muchas cosas a la vez, no dedicó a mi hijo la atención que necesitaba. Por lo que dimos un pasito atrás en su rehabilitación.
Porque… ¡¡había mejorado mucho durante la primera semana y media!! Se acercaba un poquito más a su objetivo de tocarse los pies con la punta de los dedos y cada vez caminaba menos de puntillas. Bueno, esto último fue mérito mío que cada dos por tres le recordaba que apoyara los talones al caminar (ahora casi ni se lo tengo que recordar).
Final de la rehabilitación.
Llegó el último día y con él, los consejos a seguir para no perder lo conseguido en la rehabilitación. Ejercicios que debía de hacer todos los días hasta que nos tocara la revisión. Algunos sólo y otros con nuestra ayuda. Menos mal que fui todos los días a rehabilitación con él y me había fijado cómo se hacían. Porque el muchacho… ni se molestó en enseñarme. La primera que nos atendió sí que me enseñó algo pero luego ya ni un sólo apunte de cómo hacerlo bien.
Tocaba seguir trabajando y cruzar los dedos para estar haciéndolo bien. Así hasta diciembre que era cuando tocaba la revisión.
¿Qué pasó en la consulta? ¿Conseguimos nuestro objetivo? ¿Está ya recuperado? Eso os lo contaré otro día 😉
Que importante es tener empatía y feeling con los pacientes en este tipo de tratamientos. Un rehabilitador que te anime y que te empuje a esforzarte cada vez más. Espero que poco a poco consiga su objetivo :-). Has pensado en yoga para niños para el tema de la flexibilidad?
De ello hablo en el próximo capítulo sobre este tema 😛 Fue una de las recomendaciones que me hizo la doctora 😉
que importante la labor de los profesionales que ayudan en la salud a los más pequeños. Y tu mayor que bien lo está haciendo.
Le ha costado coger ritmo pero ahora es muy constante y esperamos tener pronto el alta 😛
Menos mal que poco a poco va cogiendo flexibilidad. La rehabilitación de por sí suele ser pesada y en estos casos te das cuenta de lo importante que es tener al lado una persona que tenga buen feeling con los niños. Bueno, de hecho no sólo en rehabilitación en el cole o cualquier otra actividad. Menudo veranito!! Menos mal que el peque se lo tomó en positivo y que a fuerza de insistirle ya va apoyando los talones.
Me parece a mi que hay mucha gente ocupando un puesto de trabajo que realmente no les apasiona. Yo adoro a los niños y cuando vamos a una simple consulta medica y veo la cara de ogro del medico, me pierde mi mala leche… y ya si le hablan a mis niños secos y bordes, algo de mi boca va a salir. ¡¡Que son niños!!
Me parece muy fuerte que una persona que esta en rehabilitación trabajando ni se digne en enseñarte los ejercicios, que los tengas que aprender tu…
¡Mucho animo a ese pequeño, lo esta haciendo fenomenal y tu también mami!
La rehabilitación debe ser cansada. Yo de pequeño también la pasé, usaba plantillas especiales, tenía que estirarme, hacer ese ejercicio que se en en la foto, y andar sobre los cantos exteriores de los pies, pasillo arriba y abajo. Acabé harto, la verdad.
Ahora lo recuerdo como un juego, tan pequeño, es importante la actitud para afrontarlo. Y ahí es donde somos más importantes los padres.
Tremendo el ha recibido de algunao profesionales. La verdad es que lo que se puede ganar con uno se pierde con otro de un vistazo.
Con mis tres hijos hemos tenido que pasar por los físicos, Javier por genovalgo y los mellizos porque necesitaban reforzar musculatura al haber sido prematuros y de muy bajo peso. La verdad tuvimos mucha suerte, los fisios con los que trabajaron eran encantadores y muy respetuosos, sobretodo con los peques cuando se ponían a llorar les daban su tiempo y sabían ganárselos. Espero que tu hijo consiga los objetivos y mejore mucho mucho
Desde luego, cómo cambian las cosas dependiendo del profesional que te toque. Qué pena porque con cualquiera de ellos debería ser igual, pero te tiene a ti para ayudarle y seguro que se recupera perfectamente!!!
Tiene que ser duro con esas edades que están deseando hacer el cabra, tener que ir pasito a pasito. Con los médicos…es una loteria, yo tuve una pediatra buenisima que jamás me puso pegas ni problemas, y de repente un día me tocó una suplente que me acojoonó … me hizo ir al urologo, al cardiologo de burgos y al de las alergias porque le veía al niño problemas por todas partes, salí llorando de alli. Y al final, nada…no tenía nada. Lo del cardiologo si pero es algo que ya sabíamos y que no era grave. La tia, una estupida.
Es muy importante que no perdieseis ninguna rehabilitación a pesar del calor de la 1 de la tarde en pleno julio y estupendo que fueses y te fijaras en todo para luego poder continuar en casa con la rehabilitación. Espero el siguiente capítulo para que cuentes qué tal.