Hemos pensado aprovechar los viernes para dejar volar la imaginación. Si hasta ahora, los viernes eran para el #hoyleemos, de ahora en adelante también serán para #unaimagenunahistoria, el carnaval bloguero que ha iniciado Misión Mamá Ninja. Por ello, esta semana dedicamos este día a nuestro segundo cuento en este reto bloguero. Espero que os guste y que os animéis a participar. La forma de hacerlo podéis leerla en este enlace.
Segundo cuento de Una imagen, una historia
Hacia la conquista del planeta
Salió de la cama muy despacito. Se puso sus zapatillas de conejito porque aún hacía frío. A pesar de haberse ido toda la nieve, y de faltar poco para la primavera, aún hacía demasiado frío. Sobre todo por la noche. Por eso se tomó un segundo de más para ponerse sus zapatillas. ¡¡Eran tan calentitas!!
Caminando de puntillas se acercó a la ventana. Sí, seguía ahí. No había desaparecido.
Sigilosamente se fue hasta la puerta de su habitación. Temblaba de la emoción. Saldría corriendo al exterior pero debía ser cautelosa. No quería que nadie de la casa la oyera. No por miedo a ser reprendida por salir, que seguro que pasaba. Sino porque quería estar ella sola. Necesitaba hacerlo ella sola.
Estaba a punto de hacerlo. Le temblaba tanto la mano que casi no podía agarrar el picaporte de la puerta. Se obligó a parar un momento, respirar hondo y volver a intentarlo. Necesitaba más serenidad si quería conseguir su propósito.
Abrió la puerta muy despacito, como si todo fuera a cámara lenta. Asomó la cabeza y vio que no había nadie en el pasillo. ¡¡Bien, vía libre!! Salió de la habitación con mucho cuidado. Era crucial que no la descubrieran pero tenía en su cabeza la excusa perfecta si era descubierta. Nadie sospecharía si decía que iba al aseo.
Consiguió llegar hasta las escaleras sin ser vista. Su corazón iba acelerado a pesar de haber andado sólo un pequeño tramo. Parecía que hubiera hecho una maratón y aún quedaba mucho camino por recorrer. Volvió a tomar aire y continuó su aventura.
Un escalón, dos, tres,…
Se oyó un crujido. ¡¡Horror!! Se quedó paralizada, como una estatua, conteniendo el aliento. Esperó pero nadie asomó la cabeza. Estaba tan nerviosa que no se dio cuenta que el ruido lo había provocado ella misma al pisar el escalón. Volvió a tomar aire y se obligó a relajarse un poco. Su corazón no podría continuar mucho tiempo en ese estado de excitación. Se tomó un par de segundos más y continuo su descenso hacia el recibidor de la casa.
Cuarto escalón, quinto, sexto,… último escalón.
¡¡Bravo por ella!! ya casi había conseguido alcanzar su objetivo. Tenía más de la mitad del camino recorrido y aún no había sido descubierta. Un último esfuerzo más. Ella podía conseguirlo.
Miró hacia un lado y hacia el otro. Lula no se encontraba por allí. Antes de acostarse se había asegurado de dejar a su juguetona perrita a buen recaudo para que no saliera ahora a buscarla. Sabía que hubiera sido su perdición. Por suerte, a nadie se le había ocurrido dejar la puerta abierta para que pudiera salir. Se hubiera ido todo al traste. Poco a poco caminó hasta la puerta de la calle. Casi podía tocar con la mano el pomo de la puerta pero no se atrevió.
¿Qué le podía pasar para no poder dar el paso final? Era lo que más anhelaba y se había quedado petrificada justo cuando iba a lograrlo. En un segundo que pareció eterno, por su cabeza empezaron a pasar todos los avisos de sus padres. Siempre les había hecho caso e iba a ser esta la primera vez que no iba a cumplirlos. Pero necesitaba hacerlo. Quería poder hacer algo por sí misma y esa era le mejor oportunidad. Pero algo dentro de ella había hecho que se paralizara. Por enésima vez, tomó aire y agarró el pomo para abrir la puerta que la separaba de su objetivo. No se oía nada salvo su agitada respiración.
¡¡¡Qué sensación respirar aire fresco!!! Hacía meses que no lo sentía. Cerró los ojos para disfrutar del momento. Al abrirlos vio que aún seguía ahí. El gigante globo de la fiesta de cumpleaños de su hermana ahí estaba. Lo había estado viendo toda la tarde desde su habitación y le parecía un nuevo planeta del universo. Quería verlo de más cerca pero seguían sin dejarla salir. Pero ahí estaba, tan cerca de ella que podía tocarlo. Se sintió poderosa, fuerte y capaz de conseguir cualquier cosa que se propusiera.
Ya se sentía preparada para la operación, llegara cuando llegara. Estaba lista para recibir a su nuevo corazón.
Fin
No os podéis imaginar las ganas que tenía de volver a dejar volar mi imaginación como hacía ya en el dominical #150palabras. ¿Os ha gustado? este enlacePodéis leer más historias con esta imagen en
A bailar a las nubes fue mi primer cuento 😛
Que hermoso cuento! gracias por participar con tan bonita historia!
Muchas gracias a ti por darme esta nueva oportunidad de escribir 😛