Hace un tiempo os contaba nuestro paso por la primera revisión de mi mayor para ver cómo evolucionaba su falta de flexibilidad. No fueron buenas noticias y tocaba ponerse las pilas aún más. Nos recomendó dos actividades para que hiciera y así ayudar a que mejorara su flexibilidad. De ellas, ya os adelanté cuál había sido nuestra decisión. Mi mayor, a principio de año, comenzó a ir a clases de ballet con su hermana.
De las tres modalidades que practica mi hija, le dijimos que era obligatorio que hiciera clásico. Habíamos hablado con la profesora y nos dijo que era con la modalidad que más iba a practicar la flexibilidad. De las otras dos que quedaban… él elegía si quería ir o no. De primeras, se negó en rotundo a ir a ninguna otra clase más que las imprescindibles 😛
Primeras clases de ballet de mi mayor
Listado de condiciones que nos puso:
Me pidió que no llevara el móvil conmigo para que no grabara ni sacara fotos.
Eso de ponerse mallas o tutús también estaba descartado.
No quería las zapatillas como las de su hermana.
Ni pensar de entrar a ver los últimos 5 minutos de clase como solemos hacer.
¿Qué se pensaba él que iba a pasar?
Ni se me había pasado por la cabeza la idea de grabarle en clase de baile. Tiene el sentido del ridículo muy desarrollado y no voy a ser yo la que le haga pasar mal rato. Menos aún si lo que quiero es que vaya feliz a hacer la extraescolar.
Le dije que los tutús y las mallas eran opcionales y que él podía ir con cualquier tipo de ropa deportiva a las clases de baile (respiró aliviado cuando le dije eso 😉 )
Al igual que la ropa, las zapatillas eran opcionales. Su profesora (que tengo que decir que es un encanto) le dijo que con calcetines podía hacerlo sin problema. Eso sí, que tuviera cuidado que podía resbalar un poco más.
Y lo de los últimos 5 minutos… hablé con los responsables del resto de alumnas y les pedí el favor de que no entraran. Expliqué la situación y los motivos y todos fueron muy comprensivos y esperaron fuera a que nos dijeran que ya habían terminado.
Su primera clase.
Muerto de vergüenza se quedó allí rodeado de todas las niñas. Al principio estuvo bastante cortado pero al final de la clase ya era el rey del cotarro. Desde fuera se escuchaba cómo preguntaba a la profesora y cómo ponía orden cuando el resto de compañeras se desmadraban un poco o no hacían caso.
Salió con una sonrisa de oreja a oreja y con muchas ganas de repetir. Además, nos pidió ir también a las clases de moderno. Lo del baile de español ya dijo que era mucho.
Su rutina los días de clases de ballet.
Llegamos a clase 15 minutos antes de que empiece. Allí se pone con Carol (su profesora) a hacer los estiramientos (los suyos especiales). Poco a poco le va introduciendo nuevos ejercicios y aumentando la complejidad de los primeros.
Después vuelve a estirar con sus compañeras para comenzar la clase. Sigue el ritmo a la perfección y eso que llevaba meses de retraso.
Después a casa con los deberes de estiramientos para que haya continuidad 😛
¿Vemos resultados desde que va a clases de ballet?
Un rotundo sí. No es que llegue ya a tocarse los pies ni que le falte poco pero ya se nota que falta un poquito menos.
Carol dice que podría hacer más. Yo también lo creo. Pero es él el que tiene que poner de su parte y eso le está costando un poco. Ya queda menos para la segunda revisión y veremos qué opina la doctora que es la que sabe lo que debe progresar.
¿Le gusta ir a clases de baile?
Yo creo que más que gustarle… ¡¡¡le encantan!!! Ya nos deja entrar los últimos 5 minutos de clase, no le importa. Además, quiere que entremos porque así se luce 😛
También se le ve en la cara que disfruta, tanto con el clásico como con el moderno, y no quiere perderse ninguna clase.
Eso es bueno ¿verdad?
Ay de verdad como me alegro de esto que nos cuentas, pero sobretodo de que le esté gustando, porque yo creo que lo más importante es que las disfrute, y hacer deporte nunca es algo malo.
Si ya encima estáis notando mejoría me alegro aún más. ¡Ánimo con las clases!
Sí, para mí también era muy importante que le gustara. Es más, sabía que le iba a gustar pero era él el que no quería intentarlo. Al final todo está yendo mejor de lo esperado 😉
Seguro que le va genial, bueno de hecho ya estás notando resultados. Supongo que al principio le debió costar porque por desgracia aún pesan los prejuicios(lo digo por cosas que me han pasado con mi peque) pero luego se ha dado cuenta de que está muy bienl!!
Sí, los dichosos prejuicios fueron el gran obstáculo para empezar las clases de baile. No míos, claro, si no de lo que escuchaba mi hijo. Ahora más de un amigo se quiere apuntar también a las clases y es que… ¡¡les encanta bailar!!
Que guay!! como me alegro que al final esté motivado y entusiasmado, eso es lo importante, que haga cosas que le ayuden y que los hagan niños felices ,porque así somos también felices toda la familia. Un abrazo
Totalmente de acuerdo. Si ellos son felices, al final todos somos felices
Qué bien habéis hecho en respetar sus peticiones para empezar, los niños suelen tener vergüenza por pensar que los demás se van a reír de ellos y aunque algo les guste, como vean que se ríen, son capaces de dejarlo. Si desde el minuto 1 ya todos respetan sus deseos, ellos se sentirán mas libres.
El ballet es una disciplina preciosa, me alegro que le esté gustando porque a final de cuentas es bueno que lo disfrute. Al igual y se enamora del ballet y decide seguir. Me alegro mucho que ya estén viendo la mejoría, pronto la evolución será mayor.