Lo primerísimo de todo… ¡¡Feliz año a todas y todos!! Ya estamos en el 2020 y parece que fue ayer cuando entrábamos en el 2000 y la psicosis por el cambio nos tenía alteradas. Pero eso es cosa del pasado. Era cuando ni me podía imaginar estar escribiendo sobre mi maternidad… ¡¡si ni siquiera quería ser madre!! También era la época del “yo jamás” en relación a comportamientos que veía en los hijos e hijas de otras personas. Juzgando la forma de educar de otras y creyéndome superior. Miro ahora eso yo y digo… ¡¡¡qué ingenua eras!!! 😛 Por eso, hoy vengo con un post donde cuento nuestras rutinas nocturnas para antes de ir a dormir pero no con la intención de mostraros la mejor forma de hacerlo, sino como unas posibles opciones que os pueden servir o no. Porque en cada casa y en cada familia funcionan determinadas rutinas y no hay una norma universal para cada aspecto de la maternidad.
Nuestras rutinas nocturnas para ir sin enfados a la cama.
Podría poneros los horarios de cada una de nuestras rutinas pero a lo mejor me odiaríais por lo que me los guardo pero son horas tempranas por lo que me puedo permitir tener un poco de manga ancha algunos días.
Aseo y/o duchas
Después de un día de colegio, extraescolares y juegos lo mejor para que empiecen a relajarse es la rutina de baños. Una duchita rápida y calentita lo mejor para que se relajen. Eso sí, en invierno no les lavo el pelo todos los días y el día que lo hago aprovecho para pasar la liendrera y controlar que no tengan indeseados bichitos.
Cenar
Mientras ellos se duchan yo voy haciendo la cena. O si está mi marido en casa él prepara la cena y yo ayudo con las duchas. Lo importante es que la cena esté lista para cuando ellos terminen. Es verdad que ahora que son mayores es más fácil porque son más independientes pero tampoco me complico mucho con las cenas y son cosas sencillas de preparar como el salmón en papillote. La norma es que sean platos ligeros pero que alimenten para que no vayan empachados a la cama pero que tampoco se queden con hambre. 😉
Rutinas pre irse a la cama
Mi mayor, entre sus rutinas nocturnas (y diurnas) tiene la de hacer sus ejercicios de rehabilitación. No es que le haga mucha gracia hacerlos por eso los deja para justo antes de irse a la cama.
Después se lavan los dientes (previo recordatorio mío porque si es por ellos se saltaban este paso) y preparamos la ropa para el día siguiente. Bueno, la pequeña elige la ropa porque al mayor le da igual con tal de que le ponga un chándal.
Comprueban que todos los deberes están terminados y listo.
Ruegos y súplicas
Para que no vayan protestando a la cama y de mala gana hay que dejarles que pongan pegas. Siempre es demasiado pronto para irse a dormir. Quieren ver un rato la televisión. Falta beber agua o ir al baño por decimoquinta vez. Sin este baile de ruegos y súplicas no se van conformes a la cama. Yo les dejo y ellos sienten que han luchado por quedarse un poquito más. Al final, siempre se van a la cama a la misma hora 😛
A la cama
Si no han leído después de comer se van a la cama a dormir. Como esto pasa pocas veces casi siempre se van a ella para ver un ratito los dibujos. Es la forma de que tengan algo de luz en la habitación y así tengan menos miedos. Entre 10 y 20 minutos y la apagan para dormir.
Hemos conseguido que se vayan a sus respectivas camas sin que ninguno termine enfadado. Porque llegó a ser un sufrimiento la hora de ir a dormir. Pero es que mis expectativas eran muy altas y perfeccionistas y se me había olvidado que lo importante era adaptarme a ellos y no a lo que la sociedad consideraba que era lo mejor. Ahora somos más felices todos y ellos se van a una hora razonable (para nosotros) para que al día siguiente estén descansados y aguanten la semana sin problemas.