Hoy hace 2 años que nació mi pequeña. ¡¡¡¡ZORIONAK MAITIA!!!!
Lo recuerdo como si fuera ayer y, encima, lo compartí con una amiga.
Todo empezó un domingo de elecciones. Hacía unos días que había salido de cuentas y durante toda la mañana me sentía mojada, era como si el pipí se me escapara, así que nos acercamos a urgencias mi marido y yo. Por suerte ya estaba mi madre conmigo y se pudo quedar en casa con el mayor e irnos nosotros tranquilamente. Pero nada, después de un rato en monitores y de un tacto todo parecía ir bien y parecía que era mucho flujo.
Nos volvimos a casa y nos fuimos a tomar un aperitivo con los amigos a la terraza de la urbanización. Allí nos encontramos con mi amiga (también embarazada y a 2 días de salir de cuentas) y estuvimos hablando de que ella tenía monitores al día siguiente y que no sentía nada, por lo que seguro que aún faltaba.
El lunes por la mañana, mientras hablaba con mi madre de los planes para el día (caminar mucho para ver si salía ya la peque), volví a notar cómo me caía “pipí” mientras hablaba y optamos, otra vez, por ir a urgencias. Me fui a la ducha y ahí ya noté y vi cómo me caían chorritos de líquido por la piernas… uffff se acercaba el momento.
Cuando llegamos al hospital, nos encontramos en la sala de espera a la pareja de mi amiga, ella ya estaba en monitores. Me pasaron y repitieron las mismas operaciones que el día anterior y me volvieron a decir lo mismo, pero, por si acaso, me hicieron esa prueba en la que toman una muestra y con una tira reactiva saben si es flujo o líquido amniótico y…. salió positiva, la bolsa tenía una fisura, así que me quedaba ingresada esperando a ponerme de parto.
Casualidades de la vida, justo en el mismo momento en que a mi me decían que ingresaba, llamaban a la pareja de mi amiga porque ella ¡¡¡estaba de parto!!! estaba de 5 cms y ni se había enterado 🙂
Como ella preguntó por mí y yo por ella, las enfermeras, muy amablemente, nos pusieron en la misma habitación, y allí me llevaron y me quedé esperando. A las 3 horas y media su pequeño ya había nacido y yo seguía sin contracciones 🙁
Al final de la tarde comenzaron. Mi madre ya se había ido a casa con el mayor y estábamos solos mi marido y yo. Parecía que iba a ser esa noche, pero, cuando me tumbaba en la cama boca arriba, las contracciones se paraban. Intentamos dormir, pero en cuanto me ponía de medio lado (que es como mejor duermo), los dolores se hacían insoportables y cada vez eran más seguidos, por lo que a las 2 de la mañana me volvían a bajar a monitores.
¿Y sabéis? en cuanto me ponían boca arriba con las correas las contracciones paraban grrrrrrrrr ¡qué rabia!
El martes como no me había puesto de parto espontáneamente me lo indujeron. Otra vez tuve que probar la tortura de la oxitociona (tengo unos recuerdos horribles de la primera experiencia). Eran las 8:30 cuando me la pusieron y enseguida los dolores se hicieron muy intensos. La única forma de soportarlos era de pie caminando y con los excelentes masajes que me daba mi marido en los riñones (aprendió después del primer parto ;)). A las 11 de la mañana ya había dilatado 5 cms, miré al matrón que tenía al lado (Ramón, un encanto) y le dije… EPIDURAL… yo aguanto el dolor pero, con el recuerdo del primero todavía en la memoria, os aseguro que no quería repetir.
A la una estaba disfrutando con mi marido de unas risas pensando que a lo mejor esa tarde A conocería a su hermanita y hablando con todo el personal sanitario que nos atendió (que ese día trabajaron de lo lindo porque estábamos 4 pariendo a la vez).
Pero la cosa se torció. En los posteriores tactos comprobaron que no había dilatado y se había parado la cosa (uno de los riesgos de la epidural), así que entre Carmen y Ramón (la matrona que me atendía y el matrón que pasó a ayudar) decidieron cambiarme la postura y ponerme de medio lado (con la epidural sueles estar tumbada boca arriba). Y aparecieron las ginecólogas (si el parto va bien no aparecen, porque la matrona está más que preparada, esto nos lo dijeron en las clases preparto: si aparece un médico… es que algo no va bien) y allí se sentaron con nosotros a hablar de cómo estaba la situación. La peque estaba bien y mi tensión (el primer parto fue inducido por preeclampsia) también iba bien, pero había dejado de dilatar, así que había que empezar a valorar en hacer una cesárea porque llevaba más de 24 horas con la bolsa rota (exactamente llevaba 31 horas). Decidimos esperar 2 horas más y si todo iba igual, pues al quirófano.
Las dos horas más largas de mi vida, me apetecía llorar porque durante todo el embarazo me había preparado para conseguir un parto vaginal (el mayor terminó en cesárea) y claro, ya estábamos pensando en cómo sería la recuperación, los días de más que pasaría en el hospital… bueno, un poco tristes por no haberlo conseguido. A las 19 horas llegaron y… ¡¡¡7 cms casi 8!!! Mi sueño se iba a cumplir… y aquí llegaron más miedos, ¿sabría empujar? ¿me tendrían que hacer la episotomía? ¿cómo me recuperaría luego? Vamos, que nunca estamos conformes con nada :p
A esas horas ya habían dado a luz todas, así que tenía a todo el personal conmigo y todos pasaron a despedirse cuando terminaron su turno y me desearon que todo fuera bien y que esperaban ver al día siguiente a mi princesa. Tuve la oportunidad de darles las gracias por todo, porque realmente se portaron genial. Y con la llegada del nuevo turno otra sorpresa… mi matrona iba a ser…¡¡¡la misma que vio nacer al mayor!!! En cuanto la vi se lo dije, ella sentía no acordarse (lógico, con tantos partos a la espalda), pero a nosotras se nos graba a fuego todo el personal que comparte ese momento tan especial (al lio que me desvío jejeje).
A eso de las 22 horas (llevaba 13 horas y media en partos) me dijeron que era hora de empujar, pero que lo tenía que hacer de medio lado porque todo apuntaba a que boca arriba las contracciones cesaban. Sin problema, en las clases preparto, mi matrona, Elena, nos dijo que podía pasar y nos enseñó cómo se hacía. Me dieron un par de explicaciones y nos pusimos al lio. Como soy estreñida, tengo que decir, que se me dio de perlas (con el miedo que tenía) y nos dejaron allí a mi marido y a mi empujando. Ellas estaban preparando las cosas para las urgencias y su cena (que tienen todo el derecho del mundo a comer). Ahhhhh pero E no quiso que probaran bocado y a los 10 minutos yo ya no podía cerrar las piernas y notaba mucha presión. Vinieron, miraron y…. ¡¡¡¡ AL PARITORIO!!!! 😉
Tengo que deciros que mi marido es muy aprensivo con la sangre y que no quería ver nada, pero hizo el gran esfuerzo de acompañarme, así que no me pudieron poner el espejo para ver nacer a mi hija, una lástima 🙁
En el paritorio fue todo muy rápido. Primer empujón y la cabeza ya estaba asomando, mientras esperaba la siguiente notaba una tirantez… (me entró el miedo a la episiotomía), pero vieron que no iba a hacer falta y no cortaron. Segunda contracción y…. la princesa ya estaba fuera… qué sensación tan maravillosa y qué gusto notar a mi bebé tan calentita sobre mi pecho (todavía lo pienso y me emociono).
E nació el 24 de mayo a las 23:10 horas con un peso de 3,090 kgs y 50 cms, el bebé más bonito del mundo. Se enganchó a la teta enseguida, con ganas y a día de hoy todavía sigue ahí 😉
Anécdotas de su nacimiento:
– Habíamos hecho una porra entre las mamis del grupo del Facebook sobre los nacimientos de los peques… acerté con mi hija
– Nació 50 minutos antes del cumpleaños de su iaia y 1 día y 50 minutos antes que el de su abuela
– Su hermano nació a las 23:20 horas así que tengo dos noctámbulos
– Tuve un desgarro muy pequeñito, de 5 puntitos y el alumbramiento fue manual porque la placenta no quería salir pero ni me enteré y a las doctoras no se les notó la preocupación por la complicación
– Y al día siguiente su superhermano mayor fue a conocerla y os dejo la foto de la primera vez que la cogió… a día de hoy no la ha soltado 😉
¡Uy lo del famoso espejo! En mi parto creo que prohibiré no sólo eso sino cualquier artilugio mínimamente reflectante ¡que somos primerizos y muy impresionables!
claro que sí… no todo el mundo puede verlo y además que tú lo vas a sentir 😉
¡Ohh! Me encantan los finales, qué ternura ♥
Yo lo del espejo también lo he oído, habrá que verse en el momento, pero yo no descarto nada.
Desde que lo supe yo quise verlo pero cuando llegó el momento preferí tener a mi marido al lado… vivir juntos la experiencia fue fantástico… 😉
Que momentos más mágicos los de nuestros partos, y que preciosidad cuando la ponen encima, es verdad 🙂 ¡Un besote enorme y MUCHAS FELICIDADES a esa princesa! 🙂
es un momento inolvidable cuando los tocas por primera vez… 😉
Lo primero de todo, felicidades a la peque y a ti.
Lo segundo, que me alegro que al final el parto fuera vaginal.
Yo quería un espejo, lo llevaba apuntado en mi plan de parto, pero como todo fue taaaaaaaaan rápido, en unos minutos y en la cama, no nos dio tiempo a que lo pusieran, es lo único que eché de menos.
besitos
yo lo borré cuando el padre decidió entrar pero no me arrepiento… ya me dejaron ver cómo salía el mayor en la cesárea 😉 Y lo mejor de todo fue que conseguí el parto vaginal… toda una experiencia que no olvidaré 🙂
Las últimas frases son lo mejor, después del susto, el regalo del bebé es lo mejor. Felices dos años.
ya te digo… con su hermano el susto fue mayor (fui yo la que corrió peligro) pero en cuanto lo vi me olvidé de todo y sólo quería que me lo dieran para no soltarlo nunca más…