Este fin de semana no nos fuimos de senderismo pero sí que disfrutamos de un día campestre. Este domingo nos fuimos a pasar el día a la granja escuela Amalur Madre Tierra en San Vicente del Raspeig.
¿Por qué elegimos esta opción para pasar el día? Porque dentro de la programación para la jornada estaba el concierto de Mundo Epi epi A y, después de conocer en persona a una de las componentes, no podía dejar pasar la oportunidad de verla en acción.
Pero de esto os hablaré al final, vayamos por orden 😛
Llegar hasta a Amalur no es difícil, una vez que sabes, pero la primera vez puede que te despistes y como vayas con navegador ya puede ser de los buenos porque hay muy poca cobertura (por no decir nula), me entendéis ¿no? Pues eso, que nuestro sentido de la orientación no es muy bueno y nos perdimos… pero solo un poco 😉
A nuestra llegada nos esperaba una de las monitoras para ayudarnos a dejar el coche en el parking e indicarnos el acceso a la granja. Ya con esa bienvenida una se siente “querida” y mimada y presagia un buen día. Pasamos por la recogida de entradas (si las reservas con anticipación te ahorras dinero) y… ¡¡¡a disfrutar!!!
Fuimos de los últimos en llegar al Domingo de Amalur (así lo llaman y se suele celebrar una vez al mes). Buscamos una mesa a la sombra ya que íbamos a comer allí y nos agregamos a la visita. Llegamos tarde al taller de manualidades pero no nos perdimos la visita y cuidado a los animales. Bueno, en realidad, no se lo perdieron mi marido y mis hijos porque yo tengo alergia al pelo de los animales y sin un antihistamínico cerca como que no me atreví a tener una reacción fuerte.
Se lo pasaron en grande dando de comer a las cabras, ovejas y cerdos. Les dieron la comida de la mano y les cepillaron. Mi hija me lo repitió como tropecientas veces que “había peinado a una cabra de tetas gordas”. Sí, sí, palabras textuales de ella, y para más inri añadía a la frase “y le hemos sacado leche de las tetas”. Luego pasaron a la zona de las aves y vieron gallinas, patos, ocas, incluso los huevos que habían puesto ese día. Ahí, lo que más les llamó la atención fueron los huevos de oca. También visitaron a los burros, Platero y Pistolero, y a las tortugas (a éstas las fueron a ver varias veces… fueron sus preferidas).
El siguiente punto del programa era la comida. Había tres opciones. La primera te la traías de tu casa, la segunda la comprabas allí (comida casera hecha con mucho amor) y la tercera mitad y mitad. Nosotros nos llevamos la comida de casa pero caímos en la tentación de pedirnos una pizza (deliciosa) y el postre ¡¡¡flan de tres chocolates!!! No creo que tenga que deciros que estaba… mmmmmmmmm 😛
Luego tocaba siesta en el pinar (estuvimos muy tentados) o juegos con agua. Imaginaros lo que eligieron los niños. Pues eso, que les quitamos las camisetas (no íbamos preparados con bañadores y toallas pero con el calor que hacía no nos importaba que se mojaran un poco la ropa) les pusimos más crema solar (que no falte que el sol ya quema mucho) y… ¡¡¡a divertirse con la manguera!!! Lo que se pudieron reír y el colofón fue que tiraron una cubeta de agua por encima de una monitora. Ni un solo niño tuvo compasión y se partían de risa de verla toda calada.
Ya llegaba la hora de actividades más relajadas y nada mejor que un cuentacuentos muy pero que muy divertido. Se notaba a la legua que la monitora encargada de hacerlo disfrutaba mucho de esta actividad y es que se los ganó a todos con una poesía y tres cuentos, uno de ellos una versión muy graciosa de Caperucita Roja con una cobra escupidora como coprotagonista (si eso algún día os lo cuento).
Y tocaba el turno del concierto, como broche de oro a un día de fiesta fantástico. Era el momento del Mundo Epi epi A. Tenía muchas ganas de verlas en acción. Sabía que cantaban canciones de su propia cosecha pero con algo más, y es que junto a Inés y Pichu todos nos convertíamos en artistas, los pequeños y, por qué no, los mayores también. A través de las canciones de Inés aprendimos sobre música, instrumentos y sentimientos y Pichu nos amenizó con varias historias y graciosas ocurrencias… ¡¡que tiene muchas!!! La pena es que muchos de los asistentes no tenían muchas ganas de participar y se dedicaron a hablar y… molestar y el principio de la actuación fue difícil, pero ellas lo supieron llevar y al final pudieron terminar dejándonos buen sabor de boca. Espero poder disfrutarlas más en el próximo.
Así dimos por terminada nuestra jornada dominical y reconozco que volvimos cansados pero con ganas de repetir. Nos encantó el sitio, los monitores fueron geniales y muy atentos en todo momento, salados a más no poder y Mundo Epi epi A… mejor que las veáis vosotros mismos y me lo contáis 😉 Podéis ver sus videos aquí y visitar su Facebook, no os arrepentiréis.
Pues si que parece un sitio estupendo para disfrutar en familia!
Un besito!
es ideal 😉
Mola el lugar. Invitadme, yo también quiero! 😉
Un plan genial¡¡