Hoy tendría que hablaros de algún libro o cuento porque es viernes y toca nuestro #hoyleemos pero los recientes acontecimientos han hecho que tenga la cabeza en otro lado y venga a hablaros de otro tema: la implantación de la jornada continua en nuestro colegio.
Sí, como habéis leído, al final, después de muchos años de disputas, de debates, de parece que sí pero ahora no puede ser,… por fin ya hemos podido votar para decidir la jornada escolar de nuestros hijos.
No es un tema que os venga de nuevas porque ya he hablado en otras ocasiones sobre él. Os conté cómo era el primer proyecto presentado por el colegio, mis dudas sobre qué jornada sería la mejor y cómo iba a ser el proceso de votación que terminó siendo suspendido. Un tema que ha dado para unos cuantos post 😛
El de hoy será el post para cerrar el tema, o no, porque no estaría mal contaros qué tal nos está yendo con la nueva experiencia. Lo iré pensando. Por de pronto, hoy puedo decir que se acabó, que votamos y la mayoría decidió, y escogió que la jornada escolar fuera diferente.
¿Cómo será la nueva jornada?
Entrarán como siempre a las 9 de la mañana y terminarán a las 14 horas. A partir de ahí, los niños que se queden en el colegio empezarán con el horario de comedor hasta las 15:30 horas. De 15:30 a 17 horas habrá actividades gratuitas para todos los niños del colegio (no sólo para los que se han quedado en el comedor) y de 17 en adelante comenzarán las clases extraescolares.
No está mal ya que habrá varias opciones para recoger a los niños del colegio según las posibilidades de los padres.
¿Cómo nos afecta a nosotros el cambio de jornada?
Desde el punto de vista nuestro (de mi marido y mío) el cambio nos viene bien. Como estamos en casa los dos (ventaja de tener un marido autónomo con oficina en el domicilio 😉 ) podremos recoger a los niños a las 14 horas y comer todos juntos, ahorrándonos así el dinero del comedor.
No iremos con la lengua fuera para llegar al atletismo del mayor ni tendremos que hacer encaje de bolillos para cuadrar las escolares del mayor y de la pequeña.
Podremos hacer más cosas en casa juntos e incluso hacer alguna que otra excursión sin tener que esperar al fin de semana.
Para los niños es otro tema. Mi mayor está disgustadísimo porque no se quedará en el comedor y no podrá jugar tanto con sus compañeros de clase (debía de pasárselo bomba en años anteriores) además se nos complica el tema actividades extraescolares ya que vivimos lejos del colegio. Para él es todo un drama aunque así podrá descansar más y hacer otras cosas que antes no podía. El tiempo nos dirá si es mejor o peor.
Para la pequeña toda una fiesta 😛 Irse a comer a casa es lo que más le gusta y luego poder pasar la tarde jugando con todas sus cosas. Siempre ha sido más reservada y… ¡¡como con su madre nadie!!
Así que, como veis los sentimientos son encontrados ante la nueva situación y todo será cuestión de acostumbrarnos a los nuevos ritmos o… cambiar de colegio el curso que viene.
Nunca se puede estar de acuerdo con todos… jejeje.
Imposible 😉