Parece que por fin nos vamos dando cuenta lo consumistas que nos hemos vuelto y el poco bien que estamos haciendo a nuestros hijos (sobrinos, nietos y demás parientes infantiles) llenándoles de juguetes y más juguetes en Navidad y Reyes. Cada vez hay más voces críticas hablando sobre el tema y abriéndonos los ojos. Ayer mismo, Carmen de No soy una drama mamá, hablaba sobre los regalos y no puedo estar más de acuerdo con ella. Con tanto juguete estamos acabando con la imaginación de nuestros hijos.
Yo era una de esas que dejaba bajo el árbol todos los regalos posibles. Dos o tres regalos para mi hijo (todavía no había nacido la pequeña), un par de libros, pinturas y cuadernos para pintar,… Además de los regalos para los sobrinos en los que no escatimaba. Luego, llegado el día, se volvían locos para abrirlos pero en 5 minutos se les pasaba la alegría y se lo pasaban en grande jugando juntos con los juguetes antiguos. ¡¡Una locura!! ¿verdad?
Así que, entre la crisis (que nos dio bien de lleno) y que me daba rabia que luego apenas jugara con lo regalado, empezamos a cambiar nuestras costumbres en estas fechas.
Lo que ya hacemos desde que están los niños es un regalo por casa. Así, mis hijos reciben en total 6 regalos (iaios, 3 de los tíos paternos, abuelos y tía materna). Lo que hemos reducido ha sido mi locura consumista y sólo les pones un juguete para compartir (normalmente un juego de mesa) y un cuento o libro a cada uno. Y, todos estos regalos repartidos entre Navidad y Reyes, no seis en cada fecha.
Así, un año es en Navidad cuando abren los regalos de la familia paterna y en Reyes los de mi familia y al año siguiente viceversa. Y con los nuestros igual. Un año se los ponemos bajo el árbol en Navidad y otro en Reyes, dependiendo de dónde pasemos las vacaciones.
Pero no creáis que la carta que escriben es cortita. Yo dejo que pidan todo lo que quieren y ellos se vienen arriba jajajajajaja 😛 Eso sí, siempre les digo que lo que piden en la carta es para orientarles (tanto a los Reyes como al Olentzero) que luego ellos eligen de esa carta lo que les dejan o, si creen que necesitan otra cosa que no está en la carta,… pues se lo dejarán aunque no lo hayan pedido. Es una manera de mantener la ilusión y el nerviosismo por saber qué habrá debajo del árbol.
¿Es mucho? Igual sí, pero dentro de nada ya serán lo suficientemente mayores como para saber quiénes somos los reyes y pedirán cosas prácticas mientras tanto… un poquito de ilusión de más no hace daño. Además, entre los juguetes pedidos hay un microscopio, plastilina, arena mágica, un monopatín y un maletín de experimentos. ¿Les dejarán alguno de ellos? 😉
Es que es una locura!!! Y mira, yo ya no lo hago por dinero, hay gente que no ve bien aprovechar estas fechas para regalarles cosas que no son juguetes, como ropa o calzado, pero qué quieres que te diga, es una cuestión de que quiero que valoren las cosas, y de que sepan divertirse sin tener 20.000 cosas…