El jueves de la semana pasada, nuestro querido Llanol nos dejó. Nos levantamos por la mañana y lo encontramos raro. Sin ganas de salir de su casita y demasiado “blando”. Se había puesto muy enfermo y no consiguió superar la enfermedad muriendo esa misma tarde-noche. Todo un drama en nuestra casa ya que Llanol era un más de la familia y lo queríamos mucho. Sin previo aviso, les tocó a mis hijos aprender a afrontar la muerte de un ser querido, cosa que hubiera querido evitarles a estas edades.
¿Cómo sucedieron los hechos?
Como ya os he dicho, nos levantamos el jueves por la mañana y nuestro conejo enano no quiso salir de su jaula como hacía cada día. Se ponía nerviosito perdido si no abríamos enseguida la puerta para dejarle salir al levantarnos así que resultó raro que se quedara dentro.
También nos dimos cuento que apenas había tocado la comida ni bebido agua y que estaba más tumbado de lo normal. En cuanto lo cogí en brazos supe que no pintaban bien las cosas.
En estas estábamos el padre y yo cuando se levantó de la cama el mayor. Preguntó que pasaba y no le ocultamos la verdad. Le dijimos que Llanol no se encontraba muy bien y que teníamos que llevarle al veterinario porque parecía muy grave. Le pregunté si quería cogerlo él mientras yo me duchaba y vestía para llevarlo y dijo que sí. Así les dejé un rato, despidiéndose por si acaso.
Estaba dudando si despertar a la pequeña o no antes de llevar al veterinario a Llanol cuando se levantó. Le contamos lo que ocurría y que si quería decirle algo al conejito porque a lo mejor no volvía a casa.
Sí, lo se, es duro decirles eso pero quería que estuvieran preparados para lo bueno y lo malo.
Me fui yo sola con Llanol a la clínica y en cuanto lo vieron me dijeron que sí, que la cosa era muy grave y que había muy pocas posibilidades de supervivencia. Les pedí que hicieran todo lo posible para que viviera pero sobre todo no queríamos que sufriera y lo dejamos “ingresado” con sueroterapia y antibióticos.
Mi pequeña quiso ir a verle por la tarde y le llevó un dibujo para cuando despertara. El pobre hizo amago de levantarse cuando la escuchó hablar pero no pudo. Yo ya me temí lo peor. Efectivamente, a última hora de la tarde murió y nos dejó.
Enseñarles a afrontar la muerte de un ser querido
Lo primero de todo, es nuestra experiencia, no somos expertos en el tema aunque sí que tuvimos la oportunidad de escuchar a una experta gracias a un evento de Madresfera y a leer la guía que escribieron sobre el tema. Siguiendo nuestro instinto y aplicando lo que aprendimos intentamos enseñarles a afrontar la muerte de un ser querido. En este caso nuestra mascota.
Decirles las verdad sobre la muerte de un ser querido
Desde la clínica veterinaria no nos iban a avisar hasta el día siguiente. Casualidades de la vida nos encontramos en el parque y sus caras lo decían todo. Llanol ya no estaba en este mundo. Les agradecí el gesto pero casi mejor saberlo cuanto antes y cerrar así el jueves tan triste que llevábamos.
Fuimos a casa y de camino me preguntaron por él. No pude esperar y les dije que no había podido ser y que ya estaba descansando. Me parecía muy fuerte decírselo directamente en la calle y quería esperar a casa. Mi mayor directamente me dijo:
- Entonces, ¿ha muerto?
- Sí cariño, Llanol ha muerto
No impedirles llorar
La reacción a mis palabras fue inmediata. Los dos comenzaron a llorar. Allí mismo, en la calle. Hasta yo empecé a llorar. Y no nos ocultamos. Era lo que necesitábamos en ese momento. Y, así es como llegamos a casa. Abrazados, hechos una piña, y llorando.
Les dijimos que lloraran todo lo que quisieran y necesitaran. Que era bueno y que no pasaba nada. Les sorprendió verme llorar. Creo que era de las primeras veces que me veían hacerlo y que no hacía por reprimirme. También les llamó la atención que su padre no llorara y así se lo hicieron saber. Es cuando les explicamos que no siempre la gente lloraba aunque se sintiera triste.
Hablar de lo que sentimos ante la muerte de un ser querido
Es así como pasamos a hablar de cómo nos hacía sentir la marcha de Llanol. Empecé diciéndoles cómo me sentía yo y lo mucho que iba a echar de menos a nuestro querido conejo. El padre también les hizo saber lo triste y abatido que estaba. Después ellos dejaron salir todo lo que tenían dentro. Desde sentimientos de culpa (el mayor pensaba que no lo había cuidado todo lo bien que debía) hasta de gran tristeza (la pequeña sentía que tenía el corazón roto).
Despedirse del ser querido
Como manda la ley, las mascotas hay que incinerarlas. No se pueden enterrar en cualquier lugar. Tenía que pensar cómo se iban a despedir de él. Hablé con los veterinarios (tengo que decir que además de grandes profesionales son amigos) y nos dieron todo tipo de facilidades para que la despedida fuera lo más fácil posible. Tendrían guardado a Llanol hasta que nosotros estuviéramos preparados. Así que subí a casa y les pregunté qué querían hacer. Si querían verle para despedirse o si preferían quedarse con el recuerdo de Llanol con vida. Se lo estuvieron pensando un rato. Su decisión fue traerlo a casa aunque estuviera muerto y dejarlo en su jaula. Les expliqué que no se podía y entonces decidieron que mejor acordarse de él con vida. Encendimos una vela y le dijimos adiós y que fuera muy feliz allá donde estuviera ahora.
Mantener el recuerdo
Cuando se encontraron más tranquilos seguimos hablando. Uno de sus mayores preocupaciones era no volver a ver a Llanol y olvidarse de él. Fue cuando propusimos recopilar todas sus fotos y hacer un album para verlo cada vez que quisiéramos recordarlo. También hablamos de todos los momentos vividos con él y decidimos poner una foto en la habitación para verle cada día.
¿Qué tal están después de la muerte Llanol?
Hoy os puedo decir que mejor. El viernes lo pasaron tristes y llorando a ratos pero el sábado ya lo recordaban de vez en cuando, sobre todo en momentos felices. El domingo estuvieron mucho más animados eligiendo las fotos para el album y recordando el momento en que las hicimos. Sí que hubo pesadillas la segunda noche pero en principio han aceptado mucho mejor de lo que yo esperaba la muerte de un ser querido, en este caso nuestro conejo. Sólo espero que tarden mucho en perder a alguien más.
Mi gato se murió en octubre después de 15 años con nosotros, mi marido y yo lo echamos mucho de menos, yo fui la que me di cuenta que estaba muerto. Luna eataba jugando al lado suyo y mi marido le saludó pensando que estaba dormido, yo no puefo olvidar la imagen y mi marido y yo no paramos de llorar, luna nada no entendia nada, y a dia de hoy sigue sin llorarle aunque si habla de el, le llevamos a incinerarle pero lo dejamos ahi, no fuimos capaces de verlo, in besazo grande
Cada niño lo lleva de una forma diferente. Lo importante es que sepan que estamos a su lado y que pueden hablar de ello todo lo que necesiten. Ufff, encontraros muerto a vuestro gato debió de ser dolorosísimo. Yo no he conseguido ver a Llanol muerto. Simplemente no puedo. Se me hace muy cuesta arriba.
Me parece una gran lección de vida. Exteriorizar los sentimientos siempre y darle mucha importancia. Aunque no he tenido que pasar por la muerte de una mascota, sí que llevo como puedo la falta de mi madre por cáncer. Y llorar, rituales y recuerdos siempre ayudan. Las pérdidas sean las que sean siempre llevan un duelo que hay que trabajarlo
Ay, qué te voy a contar… Ya sabes, en mayo, con una diferencia de 15 días, en casa se murieron dos mascotas… Una de las gatas por sorpresa y una de las perras, aunque este hecho ya era algo que esperábamos y la verdad es que las reacciones ante las dos muertes fueron tan diferentes…
Pero les hace fuertes y les enseña mucho, aunque lo pasen mal.
Un besote
Es muy duro perder a alguien, y con las mascotas que forman parte de la familia y de su día a día ocurre lo mismo. Me parece que fuiste una gran madre siendo sincera con tus hijos y dejándoles despedirse, porque eso es muy importante en el duelo.
Espero que poco a poco se repongan y que siempre este en vuestros recuerdos.
Uy a mi me pasó hace poco con el segundo gatito que adoptamos, era muy bebé y había estado en la calle abandonado muchos días así que por más que lo intentamos no pudimos salvarlo. Murió con nosotros en casa así que claro, la opción de engañarle no era viable, el sabía que había muerto, lo vio, lo tuvo en sus brazos, y lloró.
Le dimos un entierro cerca para poder visitarlo y dejarle flores, y se acuerda bastante de él.
La verdad es que con niños este es un tema delicado y hay que tratarlo con delicadeza. Yanol era una preciosidad y lo habéis gestionado fantástico ☺️
Debe ser un momento muy difícil para los peques, y tus tips me han parecido muy buenos, se nota que el evento al que fuiste le sacaste bien el jugo. A mi me habría costado un poco pensar como decirselo o como actuar…