Llevaba esperándolo mucho tiempo y parecía que nunca iba a suceder, pero… ¡¡¡por fin llegó!!! Miró hacia la ventana, donde se encontraba la flor que le había traído su hermano la última vez que pasó por ello. Fue como un presagio de que todo iba a ir bien y que acabaría pronto. Meses y meses de incertidumbre y miedos daban término y volvían a casa. Entró por la puerta su madre, cargando la maleta para recoger sus cosas, y tardó en ver a su padre con un gran globo que ponía “feliz regreso a casa”. Cuando todo estuvo listo, montada en una silla de ruedas,Sigue leyendo...