El sábado decidimos dar comienzo a una nueva rutina en nuestras vidas. ¡¡¡Practicar el senderismo!!! Y nada mejor que hacerlo con una visita al nacimiento del río Vinalopó en la Sierra de Mariola.
Como los niños ya son mayorcitos pensamos que esta nueva actividad les iba a gustar e iba a ayudar a que la familia se pusiera un poco más en forma (por lo menos a mi que falta me va haciendo).
Para nuestra primera incursión en el mundo del senderismo buscamos una ruta corta y sencillita y, navegando por la red, descubrí que existía muy cerca de nosotros el nacimiento de un río. ¡¡¡Genial!!! andamos y encima los niños descubren algo nuevo. Porque, reconozcámoslo, desde que nacen nos pasamos estimulando a los niños pero se nos olvida muchas veces lo más básico, como puede ser de dónde viene la leche (en la guardería del mayor una vez lo preguntaron y la mayoría dijo que venía de la nevera), los tomates, o cómo nace un río 😉
Así que, ni cortos ni perezosos, nos levantamos el sábado tranquilamente (las prisas no son buenas y menos los fines de semana), preparamos una mochila con un pequeño picnic, nos pusimos ropa cómoda y… ¡¡¡en marcha!!!
Yendo por la carretera de Alcoy el inicio de la ruta se encuentra un poco antes de llegar a Banyeres de Mariola. Exactamente en el albergue Ulls de Canals. Allí dejamos el coche en el parking gratuito que hay y nos acercamos al punto de información para recoger datos sobre el recorrido.
Con todo ello nos pusimos en marcha por una pista forestal muy cómoda para los más pequeños. Prácticamente, todo el itinerario se hace a través de ella. En total iban a ser un poco más de 3 kilómetros de ida así que confiábamos en que lo iban a llevar muy bien. ¡¡¡Error!!! en menos de un kilómetro ya estaba el mayor preguntando que si quedaba mucho. Ufffffffff la que nos esperaba pero buscamos un juego para entretenerlos y ya no se volvieron a acordar de la distancia 😉 Nada mejor que buscar las señalizaciones de que íbamos por buen camino 😛
Durante el trayecto vimos olivos, almendros y pinos, muchos pinos. También encontramos varias casas dispersas y otras edificaciones como el molino Campana y su característica chimenea y las fábricas de Blanes. Parte del recorrido lo realizamos con el murmullo del río cerca de nosotros por lo que la expectación creció en mis hijos, ya veían cerca el punto donde nacía el río Vinalopó.
En la fábrica de Blanes cruzamos el río por primera vez y seguimos por una senda, ya en el interior del bosque de ribera. Eso sí, antes de cruzar el puente de madera probamos qué tan fría bajaba el agua y… ¡¡¡estaba muy fresquita!!! 😉 Un poquito de caminata más y llegamos a nuestro destino, a la Font de la Coveta. Según reza en el folleto que nos dieron es una cavidad de unos 2 metros de altura que encontramos, así como si nada, a la derecha del camino que seguíamos. ¡¡¡Habíamos llegado al nacimiento del río Vinalopó!!! bueno, lo que consideran que es el nacimiento porque en realidad, el verdadero, se encuentra un poco más arriba, pero como discurre subterráneamente se optó por elegir el primer momento en que sale a la superficie como el nacimiento del río.
Mis hijos alucinando, se asomaban a la gruta para ver si veían exactamente por dónde salía. La pequeña queriendo todo el tiempo tocar el agua (si la hubiésemos dejado hasta se hubiera bañado) y el mayor intentado escalar los árboles (idea que cogió de otros senderistas que nos encontramos a la llegada a la Font de la Coveta). Además, aprovechamos la pequeña explanada que había para comer y recargar las pilas para la vuelta. Eso sí, teniendo mucho cuidado de no dejar nada que demostrara que habíamos estado allí, porque una pena ver diferentes zonas del recorrido con basura, bolsas, toallitas y demás. Muy poca conciencia a la hora de cuidar nuestros parques naturales.
La vuelta a la inversa, por el mismo recorrido. Es cuando aprovechamos para bajar a ver (y tocar, que mi hija tenía que meter la mano en el agua sí o sí) diferentes tramos del río, con sus pequeños saltos de agua, que parecía cascadas y las pozas donde nadaban pequeños pececitos.
En total, entre ida y vuelta fueron 6,5 kilómetros.
Qué chulo! Las salidas por la naturaleza están muy bien y son muy buenas para los niños. Menuda caminata!!! Y tus hijos, menudos campeones!!!! Un beso!
Sí, unos campeones, también se nota que la pequeña casi tiene 4 años y el mayor tiene 6.. mucha vitalidad 😉 Y la salida nos vino de perlas para olvidarnos de los videojuegos 😛
Guau, qué bonito lugar! Y qué actividad tan placentera, mis hijas aún recuerdan mi caída en una charca en una de esas excursiones que hicimos…
Es que un acontecimiento así creo que es difícil de olvidar 😉
La verdad es que el sitio precioso y mis hijos ya me han pedido ir a más y sobre todo.. volver 😛
Un buen paseito¡¡¡
Yo todavía no me atrevo a hacer distancias tan largas, sobre todo por el pequeño que es un poco vaguete, jejejej
El paisaje increible.
Yo es que tengo dos correcaminos y la pequeña desde que empezó a caminar prácticamente no ha querido carrito ni brazos así que intuía que iba a aguantar bien.. y eso que el día de la romería también nos hicimos 2 kilómetros de ida y 2 de vuelta (el jueves anterior) pero nada, no notó nada de cansancio en todo el fin de semana 😉
Qué sitio tan bonito! Estas excursiones son geniales 🙂
¡Me encantan esas excursiones! Yo apenas conocía mi propia ciudad,pero desde que tengo al niño estoy viendo cosas que ni sabía que existían a base de llevarlo a él de excursión jeje.Eso sí, si hay que andar mucho me llevo la silla o el fular por si las moscas,que me lo conozco jeje.
menudo paseíto. La verdad que pasear al aire libre y por montaña es relajante, si los niños no se alteran vamos, pero es genial para despejarse 🙂 un besito