Mi mayor acaba de cumplir 14 años y la pequeña va camino de los 12. ¡¡¡Ya puedo decir que soy madre de dos adolescentes!!! Esto implica que mi maternidad ha evolucionado y mis preocupaciones y desvelos han cambiado. Mi vida giraba alrededor de ellos y sus necesidades. Eso ha cambiado y, aunque siguen siendo mi prioridad, mi vida ya no se enfoca solamente en mis hijos 😉
Cambios en la vida de una madre de adolescentes
Las preocupaciones
Nunca dejamos de preocuparnos por nuestros vástagos pero las madres de adolescentes tenemos nuevas preocupaciones. Seguimos pendientes de su alimentación pero ahora estamos más alerta en temas como las TCA´s.
También nos preocupan sus amistades, por donde salen y cruzamos los dedos para que todo lo que les hemos ido inculcando haga efecto y sean buenas personas. No queremos que nuestros hijos sean violentos con las chicas y deseamos fervientemente que nuestras hijas no sufran ningún tipo de violencia.
Su futuro está en esa lista de preocupaciones, qué estudiaran, dónde, si podremos hacernos cargo de ello… elegir colegio no fue nada comparado con la llegada de la Universidad, la EBAU, o si hacer un módulo de grado superior. Todo su futuro en unos pocos añitos.
Una madre de adolescentes y su “tiempo libre”
Sip, los hijos crecen y empiezan a hacer su vida y las madres y padre nos encontramos con más “tiempo libre” para dedicarlo a nosotras. Bien a la pareja o a una misma. Os voy a ser sincera… Me quedé bloqueada la primera vez que tuve un rato para mí. Estaba tan acostumbrada a que mi vida social estuviera tan ligada a la vida social de mis hijos que la primera ocasión en que quedaron ellos con sus amigos y amigas y yo no tenía que acompañarlos me senté en el sofá y no supe qué hacer. ¿Os ha pasado?
Ahhhhh pero solo fue una vez 😛 Ahora ya tengo una lista bien larga de cosas para hacer que había dejado en stand by y que no pienso atrasar por más tiempo.
Mi lista:
- Unirme a un club. Por ejemplo al club Wowmom 😉 Maravilloso club donde podemos ser algo más que madres y donde recuperar nuestra esencia de mujer. Os animo a que lo descubráis y participéis en él. Estuve en su presentación oficial y os prometo contaros más sobre él en mi próximo post.
- Retomar hobbies abandonados. El primerísimo por supuesto la lectura. Lo que he echado de menos poder tener tiempo de calidad para leer un buen libro. 16 me leí el año pasado y espero que este 2023 sean muchos más 😛 También quiero retomar las manualidades y la repostería. El otro día hice la tarta de mousse de fresas que tanto le gusta a mi hijo y le sorprendí porque hacía mucho que no hacía una.
- Hacer más escapadas. Aunque solamente sean de fin de semana. Ya no tengo que llevarme media casa ni organizar todo al milímetro porque nos vamos con los niños. Si bien no pasa nada porque podemos improvisar sobre la marcha y si queremos irnos solos es más fácil encontrar quien los cuide. Nos fuimos en octubre a una casa rural con toda la familia de mi marido y lo pasamos tan bien que pensamos en repetir pronto la experiencia.
- Mimarme más. Ellos han crecido pero yo también. Ya no soy una pipiola y toca cuidarse y mimarse un poquito más. No es que me quiera hacer retoques estéticos pero sí no olvidarme que algún que otro tratamiento de belleza no viene nada mal y además ayuda a relajarme 😛
Aceptar que los hijos han crecido
Yo creo que esto es lo más complicado de darse cuenta una de que es madre de adolescentes. Aceptar que han crecido y que ya pueden ir tomando sus propias decisiones con sus consecuencias. Nuestro papel pasa a ser de acompañantes de sus vidas y de estar en la retaguardia para lo bueno pero sobre todo para lo malo. Darles todo nuestro apoyo, aconsejarlos y cruzar los dedos para que todo salga bien 😛
Llega el momento de encontrarse a ellos mismos y definir su personalidad. Pasamos a ser secundarios en sus vidas (cuando no terciarios o los últimos de su lista) y claro que nos duele pero… ¿no hicisteis lo mismo en vuestra adolescencia? ¿y qué pasó después? ¿A que la mayoría habéis vuelto a tener presentes a vuestros padres y madres?
Por lo menos eso es lo que me pasó a mí. Durante mi adolescencia me alejé de mis padres y pensé que estaban en contra mía y cuando maduré me di cuenta de cuánto los necesitaba aún y no hay día en que no hable con mi madre o no hay duda que me surja que no le consulte antes de tomar una decisión. Pues eso, que tocará ser las malas de la película durante unos años pero no será para siempre. Nuestros hijos e hijas van a pasar por un torbellino de cambios de los que ya os hablé en otra ocasión y tienen que saber que estaremos a su lado pase lo que pase.