Dejemos madurar a los niños a su ritmo
Los tiempos, he terminado odiando los tiempos. Sí, esos en los que se supone que tienen que conseguir ciertos logros. Y los he terminado odiando porque he observado que se crea una competitividad, casi enfermiza, entre los padres. Y, al final, terminan presionando a sus hijos para consigan madurar antes de tiempo. No dejamos que maduren a su ritmo. ¿Cómo era yo? Antes de ser madre no tenía prácticamente ni idea de nada. No sabía en qué momento de su desarrollo tenía que producirse determinados avances. ¿A qué edad sujetan la cabeza? ¿se sientan?, ¿sonríen? ¿se giran? Ni idea. Tampoco es que lo sepa a ciencia cierta ahora. HeSigue leyendo…