Últimamente vengo observando que estamos mandando mensajes contradictorios a nuestros hijos e hijas en lo que concierne a cumplir las normas. Nos cansamos de repetirles que hay que cumplirlas y que si no habrá consecuencias pero luego nos vamos saltando algunas de las normas que nos atañen según nuestra conveniencia, justificando con el clásico “no pasa nada por una vez” o “es que no es justa”. Me da a mí que estamos enseñándoles que las normas existen pero que si no nos gustan o no nos apetece podemos ignorarlas.
¿Qué me ha hecho ponerme a pensar en esto? Pues algunas cosillas que pasaron la semana que viene pero que ya venía observando de antes.
Algunos momentos para cumplir las normas o no
Las normas del colegio
La semana pasada fue noticia un colegio de Alicante por un castigo a cuenta de la largura de la falda de algunas alumnas. No voy a entrar a debatir de si es machista que las niñas lleven falda y los niños pantalón, ni si el castigo es proporcional a la falta o si deben existir castigos de este tipo en nuestros tiempos. Esos son temas que ahora no vienen a cuento. Lo que importa es que los padres, al matricular a su hija al colegio, firman un documento de aceptación de las normas del colegio (de todas, incluso las de vestimenta) y que al no cumplirlas hay una consecuencia.
Y la hubo en este colegio. Tras no cumplir las normas reiteradamente fueron castigadas y, los padres, en vez de hacer que sus hijas lleven la falda con la medida exigida, se quejaron a un periódico por la sanción. De paso, hicieron ver a esas niñas que esa norma de vestimenta no hay por qué cumplirla. ¿Qué no os gusta esa norma? No haber firmado la aceptación o buscar otras formas de eliminarla como recogiendo firmas o petición de votación. Pero parece más un “a mi niña no la castigas por mucho que se haya saltado la norma a la torera” 🙁
La edad recomendada
Este tema tiene también trae cola. Desde las películas, series,… hasta los videojuegos, todos traen una leyenda de “edad recomendada” o “no apto para X años” o “A partir de X edad”. Vale que algunos es edad recomendada pero en otros… ¿Por qué si una serie es para mayores de 16 años dejamos que la vean nuestros hijos e hijas de 10 años o menos?
Esto es lo que ha pasado con la reciente serie El juego del Calamar. Serie dura y muy violenta que muchos adultos ni soportan ven, ¿cómo puede ser que pensemos que niños y niñas de Primaria están preparados para ella? Porque la están viendo compañeros de clase de mi hija pero también he visto que ha pasado en otros colegios y otras clases. Enseñarles a cumplir la norma de limitación de edad les enseña que no todo vale y que hay que cosas que mejor esperar. Pero parece más fácil dejarles para que no queden marginados porque todos los demás lo ven.
O juegan. Porque Fortnite os otro ejemplo claro de saltarse las normas a la torera. Es un videojuego para jugar a partir de los 12 años. Yo he visto a niños de 5 años jugando (qué horror!!!) pero lo peor es que me vinieron padres y madres diciendo que dejara jugar a mi hijo de 10 años a este juego porque lo iban a marginar ya que todos los demás jugaban. Y claro, si se tiran por un puente todos también le tengo que dejar no vaya a ser que se quede él solo. Pues no, mi hijo no tuvo el juego hasta que cumplió los 12 años y le enseñé que la presión social no tiene que condicionarnos a cumplir las normas o no.
Las normas de circulación al volante
Es una cosa que hacemos inconscientemente pero que sigue enviando el mismo mensaje de cumplir las normas pero solo cuando nos convenga. Vamos a velocidad excesiva, nos saltamos semáforos, stop-s, no cedemos el paso en los pasos de peatones,… y nuestros hijos e hijas ven que lo hacemos sin ningún remordimiento.
Sin entrar a hablar del tema móvil al volante. La DGT nos prohíbe usarlo mientras conducimos pero muchos lo usan. ¿Cómo les vamos a decir luego a nuestros hijos que no pueden usar el móvil en diferentes situaciones? Pero si nosotros mismos no cumplimos!!!
Cumplir las normas durante la pandemia
Esto ha sido un caballo de batalla para muchas familias porque ha habido incumplimiento de normas en todo momento agravado con que las televisiones no paraban de enseñar esos malos comportamientos y claro, ¿por qué unos sí y otros no? Y eso que los más pequeños nos han dado toda una lección con su forma de aceptar y cumplir las normas.
Las más injustas y restrictivas para ellos y las han acatado sin rechistar. Ya está casi todo el mundo en la nueva normalidad (estadios de fútbol con aforo completo y la mayoría sin usar la mascarilla, que sigue siendo obligatoria, bares sin restricciones, terrazas repletas y sin mascarilla,…) y los pequeños en grupos burbuja sin poder juntarse con sus amigos y amigas a la hora del recreo, mascarilla obligatoria para hacer Educación Física, y otras normas más que si las tuviéramos que cumplir los adultos no lo harían ni la mitad.
Y aún y todo, incluso viendo que los adultos se las saltan, ellos siguen cumpliendo las normas
Los semáforos de peatones
Tenemos muy pocas ganas de esperar a que el muñequito del semáforo se ponga en verde y solemos cruzar antes de tiempo llegando incluso a poner nuestra vida en juego. ¿Que hay semáforos que tardan una vida en cambiar? Sí, lo se, tengo un par cerca de casa, pero es que es una norma que hay que cumplir. Y ya que la incumplimos (sobre todo en esos semáforos que no cambian a pesar de no pasar ni un coche en minutos)… ¿por qué no tener un poco de cuidado y no hacerlo delante de ellos? Porque aunque no sean nuestros hijos e hijas también estamos siendo un ejemplo, que para eso formamos parte de una sociedad.
Podría seguir poniendo ejemplos y más ejemplos pero creo que no hace falta extenderse más en el asunto. Creo que se entiende lo que quiero decir. Si queremos que nuestros hijos e hijas hagan algo lo mejor es ser su ejemplo hasta para cumplir las normas. Y no están para cumplirlas solo cuando nos convenga porque si no nos gustan… hay formas de hacer que cambien y luchar para que sean más justas. Y de paso, otro aprendizaje que podríamos enseñarles: Luchar por lo que es justo