Los tiempos, he terminado odiando los tiempos. Sí, esos en los que se supone que tienen que conseguir ciertos logros. Y los he terminado odiando porque he observado que se crea una competitividad, casi enfermiza, entre los padres. Y, al final, terminan presionando a sus hijos para consigan madurar antes de tiempo. No dejamos que maduren a su ritmo.
¿Cómo era yo?
Antes de ser madre no tenía prácticamente ni idea de nada. No sabía en qué momento de su desarrollo tenía que producirse determinados avances. ¿A qué edad sujetan la cabeza? ¿se sientan?, ¿sonríen? ¿se giran? Ni idea.
Tampoco es que lo sepa a ciencia cierta ahora. He hecho una limpieza mental a medida que mis hijos han ido creciendo 😛
Aprendí todas estas cosas sobre los niños gracias a las revistas especializadas. Y también, a la cartilla del bebe y a las explicaciones de la enfermera que me daba en las revisiones de los niños. Fui poco a poco conociendo cómo sería el desarrollo, sobre todo motor, de mi hijo.
Vivía totalmente feliz con mi hijo hasta que empecé a relacionarme con otras mamás que como yo tenían niños pequeños. Ufffff comencé a notar eso de “y el mío más“ en cualquier cosa que se dijera. Llegaba yo tan emocionada con la noticia de que mi hijo se había puesto de pie el solito y ya estaban las voces diciendo
qué bien pero el tuyo es mayor que el mío y mi hijo ya lo hace desde hace un mes, qué orgullosa debes de estar la mía a esta edad ya andaba y yo estaba más que feliz,…
Zassss te cortaban la alegría de la manera más pasivo agresiva posible (recordar que yo era novata y me afectaba más que ahora este tipo de comentarios).
Y a medida que van creciendo va aumentando ese deseo de demostrar que nuestros hijos son los mejores y para ello se les fuerza a que lo hagan todo antes que los demás, a madurar antes de tiempo.
¿Por qué no le dejé madurar a su ritmo?
Sí, yo era una de esas, de las que estaba motivando a su hijo constantemente para que hablara cuanto antes, comiera solito, aprendiera los colores… vamos, que pensaba que tenía que hacer todo eso para ser buena madre y quería ser la mejor madre para mi hijo.
Además, me afectaban esos comentarios porque sentía que no lo estaba haciendo bien y que no le estaba dando todo lo que necesitaba. Me dejé influenciar por esas madres perfectas y no me fijé en lo que mi hijo realmente necesitaba.
Yo, que estaba en casa con él todo el día disfrutando de cada sonrisa, de cada descubrimiento que hacía, de cada ruidito que emitía, me sentía mal porque… ¡¡¡no le daba lo que necesitaba!!! de locos 😉
Tranquilas, entré en razón y se que mis hijos han tenido lo más importante del mundo, mi amor y mi tiempo
Empecé a observar que ni yo estaba disfrutando de mi maternidad. Y mi hijo tampoco feliz. Le estaba transmitiendo mi ansiedad y estaba haciendo que mi hijo nunca estuviera satisfecho con él mismo, de sus logros y sus capacidades. Cambié el chip. Tenía que hacerlo y sabía que iba a ser difícil mantenerme en esta nueva actitud. ¡¡¡Al carajo lo que fueran a decir los demás!!! de puertas para adentro que cada una haga lo que quiera en su casa.
Me relajé y dejé que él (y luego ella) me fueran marcando los tiempos. Les dejé explorar a su aire y me fijé en determinados indicios que me dijeran que estaban preparados. Que ya habían madurado lo suficiente para alcanzar el siguiente logro ¿Y sabéis? ahora vivimos más relajados, más felices.
Cosas que dicen por ahí…
Siguen estando esas voces a nuestro alrededor.
- ¿aún duermen con vosotros?
- Tenéis que quitarles el pañal nocturno sí o sí porque ya son muy mayores.
- Yo ya le pongo sumas y restas porque el próximo curso estarán en primaria y no se puede quedar atrás.
- Yo le pongo la ropa y se tiene que vestir sólo sí o sí
Podría estar horas y horas con ejemplos de este tipo, pero no es cuestión de cansar a nadie.
¿Cómo vivimos desde que dejamos madurar a su ritmo a mis hijos?
Vivimos más relajados.
- En vacaciones se hacen deberes si ellos lo piden, que aún son pequeños.
- Por la noche siguen teniendo miedo y saben que pueden venirse a nuestra cama siempre que quieran.
- El pañal nocturno acabamos de quitárselo al mayor, con 6 años cumplidos, sin ningún trauma para él porque le hemos dado tiempo a madurar
- ¡¡¡Adoro vestir a mis hijos!!! aprovechamos muchas veces para hablar juntos y dedicarnos un momento madre-hij@, además, que ellos saben hacerlo y lo importante es eso ¿no? que sepan hacerlo 😉
Fue dejarles madurar a su ritmo y empezar a disfrutar plenamente de mi maternidad y su infancia 😉
Buah! que razón tienes, vivimos en un mundo tan competitivo que sin darnos cuenta no sólo nosotros estamos compitiendo continuamente sino que se lo inculcamos a nuestros hijos hasta llegar a agobiarlos, me alegro de que te dieras cuenta a tiempo, mi marido es un poco así también y yo me canso de reprenderle a él porque se queja de que la niña aun no habla palabra (con 19 meses), porque va torpe (a veces) por el parque, etc…y no hablar de los de alrededor y sus deberías…yo por suerte no hago caso a nada y la dejo a su ritmo y estoy orgullosa de ella, con sus progresos aunque vaya en algunas cosas más despacio que otros! Me ha gustado mucho el post! un abarzo!
Yo siempre fui de pasar de esos comentarios pero con la maternidad como que me empezaron a afectar… y es que era todo el mundo que me rodeaba, amistades, vecinos, familia política… vamos que al final me metí en el círculo, pero como dices, por suerte he salido y ya paso de todo… ellos a su ritmo que tienen que ser niños y pasar por todas las etapas
Este tema es enorme, yo escribí sobre esto hace un tiempo. Nos empeñamos en que avancen y avancen, y si es posible, los primeros. Y conforme pasan los meses te das cuenta de que si los dejas a su ritmo todo fluye mejor, yo lo he comprobado con el pañal y el resultado ha sido increible. Asi que ahora voy a hacer lo mismo con el chupete, y estoy segura de que cuando esté madura para dejarlo, lo dejará. Besicos
Es que es un tema que nos termina tocando a todas y claro, hay que desahogarse de alguna manera… yo con el chupete también le dejé a que él me pidiera dejarlo… con más de 3 años, sí, pero sin traumas… y todos felices… es lo mejor que podemos hacer por ellos, no presionarlos 😉
Que dejen la teta, que no colechen, que salgan de la cuna para irse a la cama, que dejen el pañal, que no se duerman en brazos, y así hasta el infinito y más allá. Cuanto más apego quieres poner en la crianza, más te dice la gente que los estás malcriando y haciéndolos dependientes de ti. Lo que es muy progre es lo de estivilizarlos, hacerlos llorar y sufrir desde que nacen, negándoles nuestra ayuda y nuestra presencia “para que se espabilen”. Creo que vamos hacia atrás en la crianza.
Vamos pero que muy atrás… yo recuerdo disfrutar de mi infancia, de jugar sin presiones y de que mis padres nos animaran a mejorar pero no a tener que estar sí o sí por encima de los demás… y tuve una niñez maravillosa… y yo en cambio… agobiando a mis hijos.. pues no… puse el punto y final a la espiral que estaba creando en mi familia y ahora con tranquilidad que al final todo llega
No puedo estar más de acuerdo contigo! Odio las pautas exactas donde marca qué tienen que hacer en cada momento! Los niños son niños y tienen su ritmo para cada cosa y es muy importante respetarlo para que estén preparados. Recuerdo que cuando era pequeña y me conpraban los libros de ejercicios para el verano, unos amigos de mis padres les decían que ellos le compraban al suyo el de un curso por delante para que fuera aprendiendo lo que haría el año siguiente… Pero qué sentido tiene eso? En mi opinión le va a generar más frustración e inseguridad que otra cosa.
Yo también intento respetarles y darles tiempo, acompañarles y ayudarles pero nunca obligarles o meterles prisa.
Conozco a una madre que hace lo mismo… y encima ahora que se acerca el cambio a primaria está todo el día diciéndole a su hijo que si tiene que escribir más porque tiene mala letra (por favor.. con 6 años recién cumplidos) que si tiene que leer más que fulanito ya lee de corrido y mil cosas más…. yo me estreso sólo con oírla no me quiero imaginar su hijo… y yo como mucho le digo al mío eso de “te apetece que leamos un poco el libro nuevo?” y a veces me dice que sí y lo leemos poco a poco y otras que me dice que no y nos ponemos a otra cosa… y oye… una pelea menos 😛
Esas voces de “y el mio mas” creo que seguirán por los siglos de siglos!jjajaja!
Yo la verdad nunca me las he tomado en serio, mientras mi pediatra me dijera que todo estaba bien, siempre he tenido claro que cada niño tiene su ritmo, es que si no es lo que tu cuentas, un sin vivir que no te deja disfrutar de la maternidad. Si al fin y al cabo como comentas es que ellos sepan hacer lo deben saber, pero a su ritmo.
Un abrazoo!
Totalmente de acuerdo… seguirán existiendo pero lo mejor es no hacerlas caso mientras un profesional no nos diga que algo va mal…
Tienes toda la razón en eso de respetar los tiempos de cada uno. Hubo un tiempo en el que yo estaba preocupada porque mi hija no hablaba, o no engordaba suficiente. Pero llegó el momento en que decidí respetar el ritmo de crecimiento y aprendizaje.
Sí, yo creo que la mayoría que empezamos así terminamos dándonos cuenta que es un sin vivir preocuparse por algo que necesita un tiempo y que ese tiempo cambia de un niño a otro
Pues no, yo nunca lo he soportado tampoco. Ni he forzado a Sara a nada, ni siquiera la”ayudamos” a andar llevándola de la mano…cuando estuvo preparada lo hizo sola. Igual con la comida y con mil cosas mas.
No hablo en el blog de sus logros, porque me parece entrar en ese juego competitivo y cuando en algún grupo de mamás empiezan con eso, me voy de la conversación.
Qué más da si uno sabe lis colores en inglés, otros contar hasta 10 desde atrás y otro trepar a la estantería? El desarrollo de los niños es individualizado y con eso sólo se consigue hacer sentir mal a unos padres que acaban forzando a sus hijos a hacer cosas para las que no están preparados.
Diana, es que es la mejor opción, si uno no empieza a decirlo no incita al “y yo más”. Me ha costado darme cuenta y ya intento evitar ese tipo de posts o comentarios en el mundo 1.0. Alguna vez caigo, lo reconozco, pero es porque estoy superorgullosa de que algo que les costaba horrores hacer habían conseguido hacerlo gracias a su tesón y esfuerzo, no porque vayan por adelantado o porque sea algo excepcional… me estoy reformando porque estaba intoxicada y no me sentía yo…