– Mamá, ¿tengo que ir hoy a ver a la bisabuela? Con este día tan fantástico me apetece más ir a la plaza a tomar un helado con los amigos – dijo Tomás a su madre.
Anda, tira para su casa que te está esperando – respondió la madre – después podrás ir con tus amigos.
Refunfuñando se marchó y todavía llevaba cara de pocos amigos cuando llegó a casa de la bisabuela.
– Te ha obligado tu madre a venir, ¿verdad? No sabes cómo odiaba yo que me hicieran lo mismo. – empezó a decir la bisabuela. – Recuerdo cuando tenía que ir al colegio a aprender a leer y escribir y … en fin… a ser una buena esposa y que si no obedecía los profesores me daban con la regla en la mano, cuando yo solo quería chapotear en el río con los niños.
– Ostras bisa, ¿pegaban a los alumnos? Y ahora nos quejamos si llaman a nuestros padres…
La verdad es que las cosas han cambiado mucho, unas para mejor y otras para peor, pero de momento nuestros hijos no lo ven.Me ha gustado mucho tu cuento
y menos mal que algunas han cambiado…. gracias por tu visita… feliz día
Pues si,menos mal que algunas cosas han cambiado.
Feliz domingo!
ahora toca que cambien otras 😉 besitos
Me ha encantado esa parte de complicidad entre la bisa y el niño!
Besicos!
es maravilloso poder disfrutar aún de ella. Mis hijos tienen esa suerte y un poco va dedicado a ella 😉 besitos
Recuerdo perfectamente como me daban en la mano con la regla, como para olvidarlo… Desde luego que daba miedo…
a nosotras era con un libro… cagaditas las de la primera fila por si tocaba 🙁 feliz día
Mi primera intención también relacionaba regla y castigo! Pobres reglas… Por suerte hemos cambiado. Muy bonita historia. Besos
menos mal… las había horribles… a ver si poco a poco cambiamos las que quedan aún por ahí 😉 feliz día