– ¡¡¡Odio bañarme!!! ¡¡¡No quiero!!! – gritaba Mario mientras su mamá intentaba llevarlo a la bañera.
– Cariño, tienes que bañarte te guste o no, venga, entra en el agua y si quieres te cuento una historia mientras estás dentro.
– Ummmm, pero sin pelo, ¿vale?
– Marioooo, no puedo prometerte nada
A regañadientes Mario entra despacito en la bañera y hace su ritual de siempre, más que nada para que su mami no piense que le gusta bañarse, aunque en el fondo siempre termina pasándoselo bien.
– Mamaaaaaaaaaaaaaaaaa, hoy no hay espuma y a mí me gusta con muuuuuuuuuuuucha.
– A ver, ¿por qué no te echo yo más jabón y tú vas haciendo olas como las del mar hasta que salga?
– Andaaaa, ¡qué cantidad hay ahora! ¡Mira mami, si soplo así hago nubes que vuelan muy rápido!
– Pues si miras desde mi ángulo parecen ovejas pastando.
– Mario, ya va siendo hora de salir
– Nooooooooooooooo, un poquito más
Me ha gustado mucho el texto!!! 🙂
gracias 😉
Es que como un buen baño con espuma no hay (casi) nada… 🙂
Muy bonica la historia!
Saludos!
gracias 😉
JAjaja, siempre es igual, que ahora no quiero, que me aburro, y luego no hay quien los saque. El dibujo me ha encantado!
la lucha casi diaria en mi casa con los baños..jejejeje.
El dibujo de mi pequeño artista… no puedo estar más orgullosa 😛
jajaja como me suena la historia..!! Un abrazo