Después de contaros la parte de relax y desvirtualización (podéis leerlo aquí si no habéis pasado antes), y de hablar de las características de los niños de 1 a 3 años, hoy vamos a tratar el tema del HIERRO.
Mis conocimientos sobre la alimentación infantil se basan exclusivamente en mi experiencia y la verdad es que lo que se puede saber con dos hijos no es como para dar clases magistrales, pero después de escuchar a dos grandes profesionales como son el Dr José Manuel Moreno Villares, presidente del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP), y la Dra. Cristina Campoy Folgoso, Profesora titular del Pediatría de la Universidad de Granada y miembro del Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN) he descubierto que algo he aprendido en estos 5 años y pico.
Durante el foro, Puleva BlogTrip Grandes retos de la alimentación infantil en el nuevo milenio, se habló de las carencias nutricionales en los niños españoles de corta edad y de la importancia de la etapa de 1 a 3 años en los niños ya que durante ese período se programa la conducta alimenticia del futuro adulto.
No podemos pretender que los niños adquieran buenos hábitos alimenticios si nosotros, los padres, no los tenemos. Y es que nuestra forma de alimentarnos, nuestras costumbres, les afectan ya desde el mismo momento de la concepción. Es tan sencillo como esto, si en casa tú no tomas fruta no puedes pretender que tus hijos la coman y encima les guste.
Hoy he dicho que vamos a hablar del Hierro, ¿por qué? porque es uno de los 3 nutrientes potencialmente críticos en esta etapa de la infancia. Los otros dos son la Vitamina D y el Omega 3.
Cuando nacen, los niños reciben el aporte de hierro necesario a través de la Lactancia Materna (LM) y es que absorben más hierro que con la Lactancia Artificial (LA), aunque en los primeros meses haya un descenso de este nutriente independientemente del tipo de alimentación que estén tomando. Así que, si seguimos las recomendaciones de la OMS de LME los 6 primeros meses de vida y continuar hasta los 2 años complementada con otros alimentos, podemos estar tranquilas.
Pero si no es posible llegar a los 2 años de LM debemos saber que sólo se absorbe el 25% del hierro de origen animal y un 5% del de origen vegetal a la hora de elaborar los menús de la familia (ya no me refiero sólo a los niños porque todos debemos cuidar nuestra alimentación y predicar con el ejemplo así que… si hay espinacas son para todo el mundo 😛 )
En nuestra dieta no pueden faltar legumbres (lentejas y garbanzos) y cereales integrales, espinacas, acelgas, coles, espárragos y chocolate. Las carnes rojas, el pavo, el conejo, hígado, pescado (sardinas, pescadilla, lubina o rape), almejas, chirlas, berberechos y mejillones. Sin olvidarnos de la yema de huevo y la leche. Todos estos alimentos ricos en hierro. Pero además debemos ayudar a esa absorción tomando junto a estos alimentos otros ricos en Vitamina C (kiwi, limón, naranja), tomates, pimientos y perejil.
Eso sí, no debemos olvidarnos de la recomendación que nos hacen desde ESPGHAN de no superar los 500 ml/día de leche de vaca no modificada (el exceso de calcio disminuye la absorción de hierro).
Ya os dije la semana pasada que mi hija estaba con los niveles bajos de hierro así que seguimos a rajatabla todas estas recomendaciones. En privado, se lo comenté al Dr. Moreno y le pregunté si sería necesario suplementar ya aunque aún no hubiese anemia y me dijo no hacía falta tomar suplementos si aún no estaba diagnosticada la enfermedad, que nada mejor como una alimentación equilibrada y variada para evitar deficiencias nutricionales.
Además de toda la información que recibistéis, me encanta lo bien que lo pasáis!
Claro que sí! Eso es lo más importante 😉