Pablo se encontraba mirando fijamente cómo los peces devoraban la comida que les acababa de echar. Por un momento se olvidó de todo y su tristeza se camufló tras la curiosidad por esos pequeños animalitos.

Estaba triste porque se iba. Saldría de la casa que lo había visto nacer y crecer y se iría a otra ciudad y otra gente. Tenía miedo. Todos sus amigos se quedaban y no sabía si podría hacer nuevos.

Encima de la cama estaba el neceser, que hace un rato le había subido su madre, para que lo llenara.

No quería hacerlo, quería quedarse en casa con todos sus recuerdos. Pero a quién más iba a echar de menos era a Sofía. Ella era muy especial y no quería separarse de ella.

Volvió a perderse en sus sueños. Revivió el último día con ella. Se despidieron y ella le dio su número y… un beso.

 

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24 comentarios

  1. qué tierno!! qué duros son los cambios y a los peques les cuesta un pelín más que a nosotros.
    Feliz domingo!!

  2. Uff, qué nudo en la garganta se me ha puesto al ponerme en situación. Qué duras son las despedidas y los cambios, sobre todo para los peques!!! Pero tener buenos recuerdos también forma parte de nuestro día a día y experiencia. Precioso! Feliz semana. Besos

  3. Cuando se es niño la idea de mudarse se lleva fatal, pero seguro que le esperaban muchas mas cosas divertidas y buenas en ese nuevo lugar!

  4. oh, que difícil es despedirse. Yo me he mudado varias veces y aun así uno nunca se acostumbra a decir adiós…. Buen domingo!

  5. Oiiiiii, qué ternura de cuento, por Diossssss. Las despedidas tienen un toque romántico que me chifla… y los peces es algo que me fascina. Me tranquiliza mirarlos, igual que al niño del cuento. Qué bonitoooo.

  6. Ays, ese primer amor de la infancia, cuánto nos hace sufrir y a la vez disfrutar recordándolo. Me ha hecho volver a un momento living the love infantil. Hoy estáis todas un poco nostálgicas, al menos las que llevo leídas. ¿Será el domingo? 😉

    Un beso

  7. Qué preciosidad de cuento. Qué tierno por Dios! Son duros los cambios ya para los adultos… ASí que para los peques más aun, sus cortos años son toda su vida… corta pero intensa … Pobrecillos no les queda ná por vivir

    un beso

  8. ¡que pena! pero la vida da tantas vueltas que seguro que ve mucho a Sofia y hace muy buenos amigos en otro lugar

  9. Seguro que en su nueva vida le va genial, y que algún día, volverá a ver a Sofía.

  10. El relato de hoy deja un posito de amargura, no sé, quizá son recuerdos que nos trae de haber vivido situaciones similares…

  11. Oh!! Se me han puesto los pelos erizados de la emoción, hay que ver lo que cuestan las despedidas, y más cuando somos niños. Aún recuerdo mis llantos cuando volvía a Zaragoza tras las vacaciones, y tenía que despedirme de mi mejor amigo.

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