Debajo de nuestra ciudad viven unos pequeños seres que decidieron vivir ahí porque no se sienten cómodos con los gigantes que habitan la superficie. Dicen que siempre tienen prisa y que no miran por dónde van así que es fácil que los pisen. Por ello solo suben si es necesario.
Howard es uno de ellos y, usando una bota vieja, construyó su casita cerca de la de Lucinda. Ella era su amor platónico y esperaba que algún día se fijara en él.
La bota-casa tiene una fantástica terraza en lo alto y desde ella se divisa toda la ciudad. Un día Howard invitó a Lucinda a tomar una limonada pero ella le dijo que no.
A la semana siguiente volvió a invitarla esta vez para tomar el té, y ella otra vez lo rechazó. A la tercera invitación Howard se llevó una alegría mayúscula cuando aceptó dándole un beso en la mejilla.
El que la sigue la consigue! 🙂
Feliz domingo!
siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii… feliz día
Persevera y Triunfaras!! Me encanto 🙂
Que tengas un lindo domingo.
gracias.. feliz semana a tí
Me encantan tus historias de miniseres. Me ha gustado mucho, la perseverancia es la clave 😉
sí, ya me he dado cuenta que últimamente son historias de miniseres… influencia de los niños… seguro..jejejeje
feliz día
Eso, eso el que la sigue..muy chula la historia y dan ganas de conocer a esos seres!!
si algún día vienen por aquí te los presentaré 😉 😛