No se si sabréis lo difícil que es dormir cuando alguien en la casa sufre de bruxismo. No se si os podréis poner en la situación de estar en una casa, por la noche, en completo silencio y de repente escuchar el chirriar de dientes, que es tan fuerte que se oye de una habitación a otra. Y no se si os podréis imaginar estar en esta situación días, semanas, meses y no saber a ciencia cierta el por qué de ello.
Yo no tengo que imaginármelo, yo se lo que es de primera mano porque mi pequeña, desde principios de año, lo padece 🙁
¿Qué es el bruxismo?
El bruxismo es el hábito de apretar y rechinar los dientes, y puede darse tanto por el día como por la noche. El bruxismo diurno puede ser consciente o inconsciente, en cambio el bruxismo nocturno es inconsciente y es producido por la contracción rítmica, repetitiva y violenta de los maseteros, los músculos de masticación dando como resultado un rechinamiento audible imposible de reproducir si estás despierto. Normalmente sucede en los primeros momentos del sueño y cesa cuando éste es más profundo.
(Fragmento tomado de Bebés y Más)
Al principio casi ni nos dimos cuenta, sí que oíamos el rechinar de dientes pero no le dimos más importancia. También estábamos pasando por una mala época con los oxiuros (las archiconocidas lombrices intestinales) y lo achacamos a ello pero claro, estábamos en marzo y la cosa continuaba en el tiempo y empezamos a investigar.
Descubrimos que el bruxismo nocturno en los niños es relativamente normal entre los 4-6 años y, tal cual aparece desaparece. También, una amiga nos comentó que su hijo lo había padecido y sin hacer nada le desapareció, así que nos relajamos un poco con el tema pero no mucho porque la cosa continuaba y cada vez iba a más. Tocaba ir a hablar con el pediatra.
En la consulta hablamos de los hábitos a la hora de dormir, de los cambios que estaba sufriendo mi pequeña y de “nuestras amigas” las lombrices. Le contamos que habíamos ido cambiando algunas rutinas antes de ir a la cama para que fuera lo más relajada posible pero no había funcionado. Así que, decidió hacerle un estudio completo para descartar que tuviera otros parásitos intestinales distintos a las lombrices. ¿Resultado de las pruebas? Negativo. Nada de nada.
Sólo nos quedaba consultar con la odontopediatra para controlar el desgaste que estaban sufriendo los dientes de mi pequeña y si podía tener algún problema anatómico que aún no habíamos detectado. Todo estaba bien pero nos dio una explicación que, a priori, parece la más razonable a su bruxismo nocturno.
Nos explicó que estaba llegando al momento del cambio de dientes y que el rechinar podía deberse a las molestias que esto a veces genera. Y, además, este hábito ayudaba a que se fueran “soltando” favoreciendo así su caída.
Así que, por ahora nos hemos quedado así, esperando a que empiecen las visitas del Ratoncito Pérez para ver si cesa su bruxismo. Cruzo los dedos para que sea así 😉
Estoy encantado de encontrar posts donde hay informacion tan util como esta. Gracias por poner este articulo.
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Gracias por pasarte