La semana pasada os hablé del paso de mi mayor por rehabilitación. Ya os conté que empezó bien la cosa pero que las sesiones finales lo fueron del todo lo esperado. Llegamos así al final de la rehabilitación por la seguridad social pero aún nos quedaba mucho camino por delante hasta llegar a la revisión de los seis meses. Ya os puedo adelantar que no fue nada bien y que tuvimos bronca por lo poco que había avanzado mi hijo.
Del final de rehabilitación hasta la primera revisión.
El segundo fisioterapeuta nos dejó unas rutinas para hacer a diario. Simplemente nos soltó que siguiera haciendo los ejercicios que habíamos hecho en rehabilitación. Ejercicios que hacía con él pero que no se había molestado en indicarnos cómo hacerlos nosotros con él. Menos mal que la primera que tuvo nos enseñó un poco los primeros días y que yo me fijé en las sesiones posteriores, porque si fuera por él… ¡¡¡íbamos apañados!!!
Una vez al día hacía los ejercicios… si estaba yo cerca para recordárselo 🙁 Mi hijo si podía se escaqueaba y nadie más en la casa se preocupaba de animarle para que los hiciera. Además, nos fuimos de vacaciones, las rutinas cambiaron y se hizo aún más difícil que tuviera continuidad.
Las broncas eran continuas y yo ya estaba cansada de ser la mala de la película. Sí, lo se, mi labor como madre es esa, pero… ¿no os ha pasado alguna vez que os cansáis de ser siempre vosotras las que estéis en todo? ¿no os cansáis de ser las que ponen orden y mandan las cosas? Mientras otros quedan como los buenos de la película, se hacen los tontos con el tema y… ¡¡¡si por un día no pasa nada!!!
Pero pasa, porque un día se convierte en otro y luego en otro y empieza a ser algo esporádico. Y termina siendo que sólo se hace si una está en casa para recordarlo y de vacaciones es más difícil estar siempre encima de él 🙁
Se lo avisé. Le dije que no estaba avanzando nada y que en la revisión iba a tener bronca. Mi hijo ni caso. Pensaba que con hacerlo de vez en cuando servía. Sólo se ponía a hacer los ejercicios si estaba yo cerca. Y eso tampoco era plan.
Así llegamos a la revisión de los seis meses.
Mal, muy mal, fue la cosa. Los progresos habían sido muy pequeños. Yo lo veía. Conseguía acercarse un pelín más a sus pies pero… ¡¡¡quédaba mucho por hacer!!!
Y tocó lo que yo sabía. Tirón de orejas por lo poco que había conseguido. Uffff, teníais que haberle visto la carita que se le quedó. Mi chico pensaba que iba a ser más fácil conseguir tocarse los pies y… ¡¡¡no iba a ser así la cosa!!!
Fue entonces cuando la doctora nos recomendó hacer alguna actividad que favoreciera la flexibilidad. Nos dio dos opciones pero nos dijo que había más. Yoga infantil o ballet.
Imaginaros la cara de mi hijo cuando oyó la palabra ballet. Todo un poema porque ya le había insinuado que iría a clase con su hermana si nos llamaba la atención la doctora en la revisión.
¿Por qué elegimos ballet y no yoga infantil?
Simple y llanamente por organización. Bajo mi casa, gracias a la asociación de vecinos, tenemos clases de baile (tanto infantil como para adultos) pero no hay joga para niños. El coche se lo lleva mi marido para trabajar y no hay apenas combinaciones con los medios de transporte… la decisión era fácil. Ahora, que le gustara a él…
Le dijimos que no tenía que ir a las tres modalidades de baile que hace su hermana. Con que fuera sólo a clásico ya estaba bien y que no podía elegir. Era sí o sí.
Así es como desde enero, mi mayor comenzó sus clases de baile clásico. ¿Qué tal le ha ido? Eso os lo cuento pronto 😛
Tengo que decirte que entiendo a tu hijo. Los ejercicios a diario son un rollo. Yo deberia hacer y nunca me pongo. Y cuando me duele la rodilla me acuerdo. Lo mejor es un deporte. En mi caso nado o voy en bici. Ya nos contaras que tal tu hijo con el baile
Ay es un horror tener que ser la que recuerde a todo el mundo lo que hay que hacer aunque de pereza o no apetezca, como si te diera placer que los demás tengan que hacer algo que no quieren.
Espero que con el baile le vaya mejor y que lo disfrute, ya nos contarás 🙂
Ufff me he sentido identificada palabra por palabra con lo que cuentas en cuanto a tener que estar tú detrás para conseguir el objetivo. Aún no son lo suficiente maduros para entender que hay cosas que se hacen por su bien, como en vuestro caso los ejercicios….y es muy duro darse de bruces todos los días contra una pared. En esta casa, por otro tema médico distinto estamos igual…si no estoy yo detrás el niño no lo hace..y en mi caso concreto me toca a mi sola tirar para delante porque no hay más….y claro , los avances son muy lentos.
Espero que el próximo post nos cuentes buenas noticias y se le note más la mejoría. Un abrazo enorme.
Ainsss qué pena que tengan que ser así las cosas y que nos toque ser “las malas” de la película. Pero al final nos lo agradecerán 😛
Ains, es normal que no quiera hacerlos. No es algo divertido! A lo mejor si le pones música mientras los hace puede que se le haga menos pesado. Mucho ánimo!!
Buena idea, lo intentaré porque puede que sea la solución
Como siempre he disfrutado leyéndote porque siempre leo realidad en tus post. Mucho ánimo guapa!!! A veces es cansado estar siempre ahí dándolo todo, pero tiene su recompensa!!! Espero que le vaya fantástico en las clases de baile ?
Muchas gracias. Lo escribimos desde el corazón y nos alegra saber que se nota y que os gusta 😛